El hospital aparta de los pacientes al médico juzgado por abusos sexuales
La fiscal aumenta a casi 13 años su petición de cárcel para el facultativo
Ha pasado consulta con normalidad durante tres años y medio. Y precisamente ahora, cuando el juicio contra el médico rehabilitador acusado de abusar sexualmente de siete pacientes inunda los medios de comunicación, el hospital público Infanta Leonor ha decidido apartarle de su actividad asistencial.
La dirección del hospital tomó la decisión ayer mismo. ¿Por qué ahora? "Para no interferir en el procedimiento judicial abierto", respondió ayer una portavoz del centro.
El abogado de la Comunidad restó importancia a las secuelas de las mujeres
¿Y por qué no antes? La Consejería de Sanidad aseguró el martes, a preguntas de este periódico, que el médico seguía en su puesto porque había un proceso judicial abierto y no podía intervenir. "Hay que defender la presunción de inocencia", aseguró un portavoz. Finalmente, el hospital en el que ejerce Miguel Ángel L. S. no ha esperado al fallo de la justicia. El médico se dedicará a "las actividades que se puedan ajustar a su formación", indicó una portavoz del centro, sin precisar más. El director gerente rechazó contestar las preguntas de EL PAÍS.
El acusado trabaja en el hospital Infanta Leonor, inaugurado por Esperanza Aguirre en febrero, desde el 12 de mayo. Consiguió su plaza en el proceso de reordenación de personal que llevó a cabo la Consejería de Sanidad para dotar de profesionales los nuevos hospitales. Cuando sucedieron los hechos de los que se le acusa, entre 2002 y 2004, ejercía en el centro de salud Federica Montseny, en Puente de Vallecas. Varias pacientes presentaron reclamaciones en el propio centro, pero tuvieron que llegar las denuncias ante la Guardia Civil para que al médico se le abriera un expediente y se le suspendiera de empleo y sueldo durante seis meses. Cuando acabaron volvió a su puesto pero le asignaron una enfermera para que no pasara consulta solo. Una portavoz de Sanidad reconoció ayer que la repercusión mediática del caso había tenido que ver con la decisión de apartarlo de las pacientes: "Es obvio que afectaría a la necesaria confianza que debe haber entre médico y paciente."
La fiscal elevó ayer, último día de juicio, su petición de cárcel para Miguel Ángel L. S. de 10 años y medio a 12 años y nueve meses al considerar que tres de los delitos de abuso sexual fueron, además, continuados. En su informe final, la fiscal consideró acreditados los hechos y el "evidente ánimo libidinoso" del médico. También se refirió a la declaración del acusado el día anterior, cuando acusó a las pacientes de malinterpretar la "carga erótica" de los tratamientos. "Si salen coloradas de la consulta, pueden buscar algún culpable", afirmó con altivez el médico.
"Para las mujeres no había ninguna carga erótica, aunque parece que para él sí", dijo la fiscal, que subrayó que las declaraciones de las siete víctimas habían sido "coherentes" y "contundentes". "Si una conducta de este tipo es detestable en la vida normal, más lo es cuando un médico rehabilitador se vale de que las víctimas están desvalidas y se aprovecha", argumentó.
La fiscal, que también pide la inhabilitación del médico y una indemnización de 4.000 euros para una de las víctimas, añadió ayer en sus conclusiones finales a la Consejería de Sanidad como responsable civil subsidiaria, ya que el acusado trabaja para la sanidad pública. El abogado de la Comunidad de Madrid restó importancia a las secuelas que dicen padecer las mujeres al afirmar que no hubo "daño físico ni psíquico cierto."
El abogado defensor, Marcos García Montes, criticó que el caso hubiera llegado a la Audiencia Provincial -se juzgó por lo penal, el acusado fue condenado, pero se anuló al reclamarlo la Audiencia por la gravedad de los hechos- y provocó el enfado de las víctimas con frases del calibre de "No diremos, porque sería una frivolidad y de mala educación, que las mujeres repitieron en la consulta porque les gustaba, pero el hecho es que algunas volvieron". El acusado habló al final. Dio las gracias a su "brillante letrado", a su mujer y a los que han estado con él "soportando cuatro años de vejaciones y linchamientos".
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