Doblemente enfermos

Ir al médico es lo peor. Primero, porque se va enfermo; segundo, porque la atención en los ambulatorios (centros de asistencia primaria -CAP-, en la jerga gubernamental) muy delicada no es. En febrero un lector, L. M., expresó su extrañeza: en pleno invierno, el CAP de la calle de Montnegre, en Barcelona, tenía puesto el aire acondicionado. Frío. La respuesta que dio el Departamento de Salud sugería que era una anomalía. Los empleados del centro, en cambio, señalaban que estaba puesto porque el edificio está mal ventilado y en la planta superior (de las dos que tiene) sólo se renueva el aire por este método. Se optó por confiar en lo que decía el Gobierno catalán, a la espera de una segunda visita, que dudar de quien manda es sana costumbre.

El lunes, 19 de mayo y 18 grados, se realizó otra visita al centro: funcionaba el aire acondicionado frío. Los abueletes que había iban, en su mayoría, con jerséis de lana, cuando no con chaquetones. Siguen vigentes las preguntas formuladas por el lector en febrero: ¿Cómo se atreve el Gobierno catalán a pedir que no se use el aire acondicionado en agosto cuando sus locales lo ponen en febrero? Y, si el edificio es un desastre, ¿por qué lo utiliza? Salud ignora por qué funcionaba el aire, pero reconoce que el edificio es insuficiente para el público que tiene. En un par de años será reforzado por módulos que se construyen en Numància.

Una lectora comenta que ha recibido una carta del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama. Le dan hora y un número de teléfono por si no puede. Como ya se ha hecho la prueba en otra parte, llama por teléfono. Nunca le responden. Una cita señala que el horario es de mañana y que si no consigue establecer contacto y no puede ir, que ponga un fax. El Clínico, donde está el servicio, reconoce que el sistema telefónico está colapsado. El programa funciona y está al día aunque no lo haga el teléfono de atención al usuario porque las personas que lo atienden van desbordadas. Claro que hace tiempo que hay un invento llamado contestador automático y, más recientemente, correo electrónico, más difundido que el fax.

Para quejas sobre el comportamiento de las administraciones y empresas públicas, pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.