Buenos Aires, alimento de la literatura
Más de un millón de asistentes en la gran fiesta de la Feria del Libro argentina
"Llegará un momento en que la literatura será un deleite de pocos, pero que esos pocos existirán siempre", vaticinó en la 34ª Feria del Libro de Buenos Aires la brasileña Nélida Piñon, premio Príncipe de Asturias de la Letras 2005, una de las invitadas a ese encuentro que se extiende hasta el 12 de mayo y que aspira a superar los 1.212.000 visitantes de 2007. La autora de La república de los sueños participó de un diálogo abierto sobre su obra y fue una de las voces principales del primer fin de semana de la feria, por la que ya pasaron la periodista canadiense y militante antiglobalización Naomi Klein, que vino a presentar La doctrina del shock (el título más vendido en los primeros días), y el argentino Ricardo Piglia, responsable del tradicional discurso de apertura. Mayo trae más nombres, como el estadounidense Tom Wolfe.
En los bares uno puede comerse un "grillé' Sábato" o el "bocata Cortázar"
Si un alien hubiera aterrizado en la Feria del Libro de Buenos Aires se iría con la impresión de que la especie se alimenta de literatura. Así de impactante es el andamiaje de este encuentro anual montado en el barrio de Palermo: 1.582 expositores, una superficie de 45.500 metros cuadrados y 1.600 actividades culturales programadas. Este año, incluso, el lema de la feria -"El espacio del lector"- se ha hecho leitmotiv en la barra de algún bar, y uno puede elegir comidas rápidas con sabor a literatura argentina como el "grillé Sábato", el "bocata Cortázar" o el "tentempié Girondo".
Devenires gastronómicos que Nélida Piñon encontraría probablemente inspiradores. "Tengo la convicción de que soy una mujer de dos culturas y de dos imaginarios. Como mi familia es de origen gallego, en mi casa se comía pulpo. Y eso para mí es simbólico. Mis compañeros de escuela nunca habían comido uno. La imaginación de una niña que ha convivido con un animal de ocho brazos se dispara; el pulpo no viene solo", aseguró la escritora, cuyo libro de memorias, Corazón andariego, ya está siendo traducido al castellano. Piñon instó además a celebrar los libros como productos no sólo de una sensibilidad individual, sino como construcción colectiva. "Soy la lengua que escribe, la lengua que piensa, mi pensamiento socializado", dijo. "Me siento una mujer arcaica. Creo que para ser moderno hay que haber leído a los griegos, haber acompañado a los egipcios y conocer las tres religiones monoteístas. Somos producto de excavaciones. Así como Schliemann cavó siguiendo a Homero y encontró seis o siete ciudades antes de dar con Troya, debemos descubrir la primera ciudad que ha forjado nuestra sensibilidad".
España, cuyos autores han empezado a desembarcar (Manuel Vincent, Juan José Millás, Almudena Grandes, Juan Cruz Ruiz, Luis García Montero y Eduardo Mendicutti han tenido o tienen actividades programadas), protagonizó uno de los actos más conmovedores y concurridos de inicio del salón: la presentación del libro 70 años de Clásica y Moderna, de Álvaro Abós, que celebra siete décadas de una librería emblemática de Buenos Aires, fundada por los Poblet, una familia de libreros madrileños.
Babelia
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