Irak negocia en Teherán el fin del apoyo iraní a Al Sáder
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, parece haber asumido la tesis estadounidense de que la pacificación de su país pasa por Irán. Tras el fracaso de su ofensiva militar para desarmar al Ejército del Mahdi, ha enviado una delegación parlamentaria a Teherán para pedir a las autoridades de aquel país que cesen la ayuda a esa milicia, principal grupo armado fuera del control gubernamental.
Aunque ni las autoridades ni los medios de comunicación iraníes se han hecho eco de la visita, diputados de la Alianza Unida Iraquí (AUI), el bloque parlamentario de Al Maliki, informaron de ella ayer en Bagdad. "Hemos decidido enviar una delegación para presionar al Gobierno iraní para que deje de financiar y apoyar a los grupos armados", declaró Sami al Askari a la agencia Reuters. Al parecer los cinco diputados que integran la delegación, todos chiíes, llevan "pruebas, confesiones y fotos" de la asistencia iraní.
Ni Al Askari ni otras fuentes citaron a la milicia de Múqtada al Sáder por su nombre, pero todo el mundo sabe que ese grupo ferozmente antinorteamericano es el objetivo de la operación que Al Maliki lanzó en marzo en Basora y que ahora se prolonga en Ciudad Sáder, la barriada donde los simpatizantes del clérigo tienen su feudo en Bagdad. La feroz resistencia de los milicianos está poniendo en entredicho a las fuerzas gubernamentales.
30 muertos en atentados
La violencia, mientras tanto, se cobró ayer al menos 30 muertos y 65 heridos en sendos atentados suicidas perpetrados por terroristas cargados con bombas, registrados en un mercado de Balad Ruz, al noreste de Bagdad, informa Reuters. La segunda explosión se produjo cuando decenas de personas intentaban huir de la zona donde se produjo el primer atentado.
Altos funcionarios iraquíes, incluido Al Maliki, han viajado con anterioridad a Irán, pero es la primera vez que una delegación lo hace con el objetivo explícito de tratar la interferencia de ese país en los asuntos iraquíes. Desde Estados Unidos se acusa a Teherán de facilitar armas y entrenamiento a las milicias chiíes.
Por otro lado, las autoridades de Azerbaiyán han autorizado el paso de material ruso destinado a una planta nuclear iraní que había sido interceptado el pasado 29 de marzo.
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