El ensayo sobre un 'encargo' a Cela gana el Anagrama
Las acuciantes necesidades económicas de Camilo José Cela, la propaganda franquista en América Latina y la de la dictadura venezolana de Manuel Pérez Jiménez. Esa confluencia casi demoniaca de intereses llevó a que el Gobierno venezolano encargara en 1953 al escritor una novela, La catira, que cuenta las peripecias de una rubia explosiva en el llano del país suramericano. Esa trama es el eje de Historia de un encargo: 'La catira' de Camilo José Cela, con el que el hispanista venezolano Gustavo Guerrero (Caracas, 1957) obtuvo ayer en Barcelona el 36º Premio Anagrama de Ensayo.
Guerrero construye una jugada a tres bandas. Por un lado, "Cela necesitaba salir de una situación económica estrecha y por eso aceptó un encargo que le reportó tres millones de pesetas de entonces", explica este profesor de Literatura Hispánica en Francia y consejero literario de Gallimard. Por otro, Venezuela quería favorecer su política de inmigración: 160.000 españoles se habían instalado allí para hacer fortuna.
Gira dictatorial
El tercer vértice era la política española: "El viaje que Cela hizo en 1953 se convirtió en una gira por las dictaduras", sentencia Guerrero, que repasa los ilustres que trató Cela: Rojas Pinilla (Colombia), Pérez Jiménez (Venezuela), Trujillo (República Dominicana) y Batista (Cuba). "Eso hay que entenderlo en plena guerra fría y la necesidad de España de ganar imagen ante EE UU; la política de hispanidad no se dio sólo en lo inmigratorio: está su influencia en la formación de la derecha y extrema derecha latinoamericana, por ejemplo", dice.
Seis años ha invertido Guerrero en estudiar una obra que hoy "ha desaparecido de la memoria de Venezuela; se armó un buen follón porque fue atacada tanto por la derecha, que la calificó de inmoral, como por la izquierda, y eso impidió que el escritor completara una serie de siete títulos como pactó". Por el ensayo cruzan también los exiliados republicanos. Cela "jugó al equívoco y a hacerse pasar por republicano, aprovechando su reputación como supuesto disidente por sus problemas con La colmena en España". Pero no hay dudas: Guerrero ha hallado en informes oficiales que Cela "siempre operó en estrecho contacto" con el franquismo.
No menos singular y osada es Descenso literario a los infiernos demográficos. Distopía y población, análisis sobre el miedo a la población y su reflejo en la literatura, desde Orwell hasta Houellebecq, con la que el sociólogo gerundense Andreu Domingo (Saus, 1958) quedó finalista.
Babelia
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