Cuatro de cada diez abortos, a inmigrantes
Aumentan las interrupciones del embarazo en el País Vasco en las edades entre 15 y 44 años - Las mujeres vascas, las que más y mejor usan los anticonceptivos
Las mujeres vascas son las que más y mejor emplean los métodos anticonceptivos en España y de la Unión Europea, sin embargo, el número de abortos sigue creciendo. ¿Cómo se explica esta paradoja? Pues porque, según los expertos, alrededor del 40% de las interrupciones del embarazo que se realizan en el País Vasco corresponde a inmigrantes. Se trata de un colectivo en auge, que recala en la comunidad sin conocer las posibilidades que ofrece el sistema sanitario y los recursos a su alcance (métodos anticonceptivos, centros de planificación familiar) y no tienen más remedio que recurrir al aborto.
"Mujeres rumanas me han dicho en la consulta que han tenido 9 abortos"
En el 95% de las interrupciones se ha recurrido a la sanidad privada
Esta es la conclusión más llamativa que sacan los expertos después de analizar los datos del informe Interrupciones Voluntarias del Embarazo 2006, elaborado por el Ministerio de Sanidad, con la colaboración de los gobiernos auonómicos. La tasa de abortividad es el número de mujeres que abortan por cada 1.000 en edad fértil (de 15 a 44 años). En Euskadi fue del 5,86 (2.586 abortos en total). En general, se muestra una tendencia ascendente en las tasas de abortividad en todos los grupos de edad de 15 a 44 años, siendo el aumento más acusado entre 20 y 29 años.. Por primera vez en los últimos diez años, en 2006 desciende la tasa en el grupo de adolescentes (hasta 19 años), que se queda en 6,45. Un total de 283 adolescentes abortaron, lo que representa el 11% del total de las interrupciones del embarazo que se practicaron en los hospitales y las clínicas de la comunidad autónoma. Pero el estudio puntualiza, que este descenso de la tasa es un tanto ficticio porque en 2006 se registraron más casos que en 2005, pero al ser la población en ese grupo de edad mayor en 2006 que en 2005, la tasa resultante es menor.
Iñaki Lete, jefe de servicio de Ginecología del Hospital Santiago, de Vitoria, resalta que la tasa de abortividad del País Vasco es prácticamente la mitad que la media española, que supera el 10 por 1.000. "Esa diferencia se encuentra directamente entroncada con que Euskadi es la comunidad donde más se emplea la anticoncepción. La mejor manera de evitar un aborto es no quedarse embarazada y la mejor manera de lograrlo si se mantienen relaciones sexuales es emplear un anticonceptivo. Y el estudio que hemos hecho sobre uso de métodos anticonceptivos en España refleja que el País Vasco es la primera en porcentaje de uso", explica Lete.
El 85% de las mujeres vascas emplea algún método anticonceptivo. Su uso cuadra con que la tasa de interrupción del embarazo sea menor. Roberto Lertxundi, vicepresidente de la Sociedad Española de Contracepción y ginecólogo de la Clínica Euskalduna, en Bilbao, corrobora los datos. "El uso de los métodos anticonceptivos ha mejorado de forma importante en los últimos años. En la actualidad, estamos 15 puntos por encima que en el año 2002".
Aunque el informe del Ministerio de Sanidad no detalla en el caso de Euskadi la nacionalidad de las mujeres que abortan, la experiencia y el día a día de la consulta tanto de Lete como Lertxundi les lleva a la conclusión de que el porcentaje de inmigrantes ronda el 40%, similar al que se registran en otras comunidades con mucha más población extranjera, como Madrid. Lete hace una puntualización sobre el diferente comportamiento de las extranjeras ante los métodos anticonceptivos.""No es lo mismo ser eslavo que latinoamericano a la hora de comportarte ante un aborto. Las mujeres latinoamericanas no recurren tanto al aborto como las rusas, ucranianas o rumanas. En esos países están acostumbradas culturalmente a que el aborto sea un método anticonceptivo más. Me he encontrado en la consulta con mujeres rumanas que me han dicho que han tenido nueve abortos".
"En Euskadi", añade, "no tenemos tantas inmigrantes eslavas, sino más bien magrebíes y sudamericanas y su comportamiento ante el aborto es diferente". Lertxundi resalta que este sector de la población afincada en la comunidad autónoma aborta "por falta de conocimientos y de medios en primera instancia. Cuando se adaptan a la nueva situación y conocen el sistema disponen de los instrumentos necesarios para su planificación".
El informe vuelve a confirmar que las mujeres, de cualquier condición social, recurren masivamente a la sanidad privada (hasta el 95%) a la hora de someterse a la interrupción del embarazo. "Legalmente se podrían realizar los supuestos previstos, pero el sistema es complejo y lento", apunta Lete. "Mientras no se hagan unidades específicas dentro de los hospitales públicos, el sistema seguirá siendo lento".
Una mujer que quiere abortar porque el embarazo supone un riesgo para su salud física (el supuesto al que se acoge la mayoría de mujeres que aborta en las clínicas privadas) tendría que ir a su médico de cabecera, éste mandarle a un psiquiatra que le haga una valoración y después visitar a un ginecólogo que le dé el visto bueno. Y un tercer profesional debe hacer la operación. "El sistema es pesado y eso hace que las mujeres recurran a las clínicas privadas. Otra solución sería la concertación con los centros privados", señala Lertxundi.
Los profesionales creen que, en realidad, las interrupciones del embarazo son bastantes más de las que registran los archivos oficiales. Muchas intervenciones no se reflejan porque al no poder encajarse con claridad en uno de los supuestos que prevé la ley para poder abortar, las embarazadas prefieren pasar desapercibidas. En algunos casos optan por no comunicar la operación, aunque sea legal, para preservar su intimidad.
El estudio constata que el perfil social y demográfico de la vasca que se somete a un aborto no ha variado en los últimos años. Tiene entre 20 y 29 años, la mitad no convive en pareja y no tiene hijos ni abortos anteriores. Trabaja a sueldo y ha completado estudios de segundo grado en su mayoría.
En los centros privados, el motivo por el que se realiza la interrupción de la gestación es el peligro para la salud física o psíquica de la embarazada, uno de los supuestos recogidos en la ley. Este tipo de centros sólo está acreditado para la práctica de abortos en estos casos.
En cambio, las interrupciones que se realizaron en centros públicos se debieron a la presunción de que el feto iba a nacer con graves taras. En la mayor parte de los casos, la causa fue la existencia de anomalías congénitas y dentro de estas las más frecuentes fueron las alteraciones cromosómicas, principalmente las relacionadas con el síndrome de Down, seguidas por las afecciones perinatales.
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