José Tomás defrauda en su regreso a la plaza de Barcelona
El Juli logra una oreja en una corrida con toros deslucidos
Expectación a tope, lleno casi total y paraguas abiertos al poco de iniciarse el festejo. El primero de la tarde, incierto y reservón, dio pocas opciones a Finito de Córdoba, que se limitó a breves intentos y lo mató con precauciones. El cuarto fue un astado más del descastado y poco lucido encierro y Finito estuvo firme y voluntarioso con él, logrando incluso algún muletazo vistoso en una faena prácticamente imposible de redondear.
Garcigrande / Finito, Tomás, El Juli
Toros: cuatro de Garcigrande y dos de Hernández, descastados y deslucidos. Finito de Córdoba, silencio y pitos. José Tomás, ovación tras aviso en los dos. El Juli, ovación y oreja. Plaza Monumental, 20 de abril. Lleno.
El muy esperado José Tomás se encontró en primer lugar con un ejemplar nada fácil, al que le costaba arrancarse y al que hizo una meritoria faena, modelo de quietud, temple y mando, no entrando la espada hasta el tercer intento, por lo que todo quedó en una fuerte ovación, con saludos desde el tercio. El quinto, otro astado descastado y muy deslucido, no transmitía ninguna emoción. Todo tuvo que hacerlo él, arrimándose de verdad y con evidentes deseos de justificar la expectación que su presencia había despertado y que los toros se habían encargado de enfriar. A Tomás se le ha de ver con un toro como Dios manda.
El tercero acusó debilidad de remos y fue devuelto a los corrales, saltando a la arena el que debía ser sexto, que llegó a la muleta parado y soso. El Juli lo obligó, consintiendo con aguante y valor las poco boyantes embestidas del astado. No acertó con los aceros hasta el tercer envite. En sus deseos de salvar la decepcionante tarde, brindó su última faena al público y como el sobrero era el único toro de la corrida que medio embistió, le instrumentó una faena entregada, valerosa y mandona, que valió en parte la mala tarde proporcionada por el nulo juego de los toros. Estocada casi entera y justo premio de una oreja, la única de la tarde.
Fue realmente una pena que, en una tarde de tanta expectación, los resultados no fueran, ni de lejos, los que el numerosísimo público asistente esperaba. Y todo fue debido al muy pobre juego de la corrida de los dos hierros de Domingo Hernández, que echó un borrón en su historial en esta plaza, en la que en otras ocasiones había obtenido buenos éxitos. La temporada taurina barcelonesa se reanudará el domingo 4 de mayo con una novillada, que despacharán Enrique Guillén, Román Pérez y Jesús Fernández, este último en su debut con picadores. Y el siguiente festejo será el día 18 con una corrida de rejones.
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