La sequía abre una guerra entre regantes de Lleida
La polémica suscitada en Lleida por el posible trasvase de agua desde la cabecera del río Segre al Llobregat para abastecer al área metropolitana de Barcelona ha empezado a salpicar a los regantes del canal de Urgell y del Segarra-Garrigues, dos infraestructuras que dependen del agua del Segre para regar 140.000 hectáreas de cultivos en seis comarcas de los llanos de la provincia de Lleida. Los presidentes de estos canales, Ramon Carné y Josep París, se han cruzado acusaciones difíciles de comprender en una situación hidrológica normal.
La sequía ha hecho resucitar las viejas guerras del agua. El enfrentamiento entre los dirigentes de ambos canales se ha desencadenado por un ataque de Carné al proyecto del Segarra-Garrigues, actualmente en construcción. Éste manifestó en la emisora Segre Ràdio que la ejecución de este canal es una malversación de fondos públicos. En un contexto como el actual, marcado por la falta de agua, Carné dijo que si no hay agua lo que no puede hacerse es construir más infraestructuras de riego. "Nosotros no nos hemos opuesto nunca al Segarra-Garrigues, pero sí exigimos una garantía de reservas, y hacer un canal sin esa condición podría considerarse una malversación de fondos públicos", señaló.
Un canal ejemplar
La respuesta de París no se hizo esperar y, tras lamentar que a su canal le salgan competidores en su propio territorio, defendió la necesidad y viabilidad del proyecto Segarra-Garrigues, del que ya están muy avanzados los primeros 40 kilómetros. "Éste no es un canal que se esté haciendo con los pies, sino con la cabeza, y será un ejemplo y referencia de los regadíos modernos, ya que evitará la pérdida de agua que ahora se produce en otros sistemas obsoletos", afirmó en referencia al de Urgell, que aún riega la mayor parte de sus dominios por inundación.
El pasado martes, Carné se reunió con el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, y le reiteró su postura de rechazar el trasvase aduciendo: "No tenemos agua ni para nosotros". Sin embargo, admitió que el canal de Urgell estaría dispuesto a negociar compensaciones por las hectáreas que se quedarían sin regar si finalmente el Gobierno central autorizase la captación en la cabecera del Segre. "Si se llevan 30 hectómetros cúbicos, esa cantidad serán reservas que no tendremos el año que viene para regar y es lógico que, llegado el momento, reclamemos compensaciones, que no tienen que ser necesariamente económicas, sino que también podrían ser en obras de modernización de nuestro sistema de regadío".
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