Síntomas de apocalipsis
Cuando ya se iba de Granada, le pregunté a Elias Khouri, el escritor libanés: ¿Y qué puede esperar Oriente Medio? Su pelo revuelto y blanco parecía un marco para la ira, y respondió así: "¡Nada, ya Oriente Medio no puede esperar nada!". Y empezó a hacer la retahíla de los fracasos, comenzando por el Líbano, "destrozado por la estupidez de Bush", y aumentando la potencia del desastre "en Irak, esa invasión estúpida que se inició para dañar y ha hecho un daño que no tiene fin". Estupidez tras estupidez, Bush ha ido haciendo imposible "que haya porvenir", así que, me dijo, "no hay esperanza". Los ingleses eran "verdaderos colonialistas", decía Khouri recuperando la calma, "porque invadieron Irak para convertirlo en un país. ¡Tenían un plan! Pero Bush sólo tenía la pulsión de invadir, no tenía ningún plan. ¡Y mira lo que ha hecho, ahora todos estamos sufriendo por culpa de Bush!".
Por la mañana, Simon Schama, el historiador británico que ahora trata de adivinar el porvenir de América del Norte rebuscando en su historia, me decía que lo que ha hecho Bush con la guerra se parece a lo que hizo Estados Unidos desde Filipinas a Vietnam; él está juntando esas historias para explicar el presente. "Y el presente es aterrador". ¿Un apocalipsis? "Pues sí, un apocalipsis", había dicho Jon Lee Anderson, el periodista de The New Yorker. El 11 de septiembre de 2001 desencadenó lo que Bush llamó "la guerra contra el terror", como antes se habían desencadenado guerras "contra los comunismos". Ahora aquella reacción al ataque contra las Torres Gemelas ha desatado en el mundo "un síntoma real de apocalipsis", y en medio de ese ruido estamos viviendo. "Uno puede vivir con el apocalipsis, la historia lo cuenta", pero duele. Cada vez un número mayor de seres humanos sufre en el mundo entero la apocalipsis del presente.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.