La vida en medio de la muerte
Los escritores árabes reflexionan en el festival Hay de Granada sobre los dramas de sus países y muestran su dolor ante las injusticias que les inspiran
El escritor libanés Elias Khouri ha contado estos días en Granada, en el marco del festival Hay en la Alhambra, que los palestinos han tenido que aprender a vivir en medio de la muerte. "Cuando llegaron los israelíes en 1948 y los obligaron a abandonar sus casas, muchas veces ni siquiera pudieron enterrar a sus muertos, a todos los que cayeron por defender lo que hasta entonces había sido suyo". En su novela The gate of the sun se sumerge en las experiencias de los palestinos.
El poeta y escritor Murid Barguti, del que se ha publicado en España He visto Ramala (Ediciones del Oriente y el Mediterráneo), donde cuenta el reencuentro con su tierra tras 30 años de exilio, contó que desde 1948 han salido de allí unos seis millones de palestinos. "Son cuatro generaciones las que viven fuera sin papeles, dispersos por el mundo o hacinados en los campos de refugiados". Lamentó el fracaso de los acuerdos de Oslo: "Desde entonces, los asentamientos se han multiplicado por tres, y si antes había 2.000 prisioneros palestinos en las cárceles de Israel, ahora son unos 11.000". Y remató: "Tiene que llegar el día en que los implicados sepan que sólo tienen que abrir una puerta, la de la justicia".
"Todo lo que he escrito procede de esa zona negra que tiene que ver con la guerra civil", confiesa la autora libanesa Huda Barakat -en España ha publicado El labrador de aguas (Belacqua) y La luz de la pasión (Seix Barral), entre otras-. "De mis vivencias subjetivas de la guerra. He visto que hay un momento en que incluso el que comete las mayores barbaridades lo hace con un sentimiento de inocencia, con la convicción de estar defendiendo a un grupo amenazado. Al final cada uno inventa un código personal que acomoda sus valores a ese mundo de extrema violencia".
La egipcia Radwa Ashur, autora de la trilogía Granada (Ediciones del Oriente y el Mediterráneo), recuerda el momento en que empezó a escribirla: "Escuchaba los bombardeos de Estados Unidos sobre Irak, y vi la imagen de una mujer desnuda. Empecé a tirar de ahí y salieron los personajes, el movimiento, el clima de amenaza. Granada es una metáfora que expresa mi propia experiencia y también la historia de Palestina. Soy hija de una derrota y sé que construimos a la sombra de la muerte".
El caos de Irak, la violencia de Palestina, la guerra civil de Líbano. La búsqueda de un poco de racionalidad, y la irracionalidad del terrorismo suicida: la situación de los países árabes estalló en Granada durante el Hay. Hablaron los corresponsales, hablaron los escritores árabes y también los españoles que conocen ese mundo, como Juan Goytisolo. Dijo que había que preguntarse "por qué la violencia latente en un texto religioso se activa" y defendió la necesidad de colaborar con cuantos batallan en esas zonas por defender valores laicos.
Y, sin embargo, no todo tiene que ser dolor. La egipcia Ahdaf Soueif, que escribe en inglés y que en 1999 se hizo célebre cuando su novela El mapa del amor (Salamandra) fue finalista del premio Booker en el Reino Unido, habló de un proyecto: contar lo que le pasa a una mujer sentada al borde del mar, poder sumergirse en la calma que la habita y reflejar su profunda paz. Es difícil. En 2000, The Guardian la envió a Palestina para contar lo que pasaba. "Es necesario repetir y repetir y repetir y reclamar en alta voz que se detenga esa injusticia", comenta. "No quiero compararme con Edward Said, pero él ha muerto y alguien tiene que seguir hablando". Y añadió con ironía: "Pero, ¿qué influencia tiene un escritor? Desde que me impliqué en la tragedia palestina, en diciembre de 2000, las cosas han ido a peor".
En Granada participaron también el ginebrino de origen egipcio Tarik Ramadan, el historiador marroquí Hamid Triki, la británica de origen jordano Fadia Faqir o la joven catalana de origen marroquí Najat El Hachmi, entre otros. Y Raja Alem, que ha publicado en España Játim (Huerga y Fierro). Es de La Meca. Habló de su madre, una mujer analfabeta, y de su sabiduría. "Las mujeres siempre han tenido sus derechos en Arabia Saudí, aunque no fueran visibles", afirmó. Raja Alem vive temporalmente en Francia, sus obras no se publican en su país. Elias Khouri quiso darle otra dimensión. "La guerra civil en el Líbano fue una escuela para descubrir nuestra humanidad y para saber de la piedad. Nos enseñó a ponernos del lado de los marginados y los pobres. Y supimos así que la literatura es sobre todo el intento de reconstruir la memoria".Barguti: "Cuatro generaciones de palestinos viven fuera, sin papeles""Lo que escribo procede de la guerra civil", dice la libanesa Barakat "¿Qué activa la violencia latente en un texto religioso?", pregunta Goytisolo
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.