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Joan Saura llama "desleal" a De la Vega por vetar el trasvase del Segre

Montilla afirma que la prioridad es que los ciudadanos no se queden sin agua

La actuación del Gobierno central es "absolutamente irresponsable", "desleal" y, además, "frívola". La andanada no procede del PP, sino del consejero de Interior de Cataluña, Joan Saura, y se produce tras el veto anunciado por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, al proyecto de trasvase desde el río Segre (afluente del Ebro) al Llobregat. El Gobierno catalán había proyectado un trasvase temporal (de octubre a marzo) para el caso de que persista la sequía que se prolonga desde hace tres años y que ha dejado exhaustos los pantanos de los que se abastece la región metropolitana de Barcelona, con cinco millones de habitantes.

Fernández de la Vega anunció anteayer que el Gobierno central no autorizará el trasvase y Saura replicó ayer con dureza. Además, anunció que Joan Herrera, diputado de Iniciativa Verds, llevará la sequía catalana al Congreso y exigirá al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que aporte algún tipo de solución para abastecer a los catalanes sin agua.

Montilla critica a Llena y Baltasar en el Consejo Nacional del PSC

El Gobierno central está atrapado entre su negativa a los trasvases y la necesidad de agua en Barcelona, donde los embalses están al límite de la emergencia, con apenas el 20% de reservas. La Generalitat se defiende con semántica: afirma que la obra proyectada para llevar entre 20 y 45 hectómetros cúbicos del Segre al Llobregat no es un trasvase porque se trataría de una instalación provisional que sería desmontada en cuanto llegara la primavera y entrara en funcionamiento la desaladora que se construye en El Prat, junto a Barcelona, con capacidad de 60 hectómetros cúbicos al año.

Pero el juego semántico no convence apenas a nadie. Al consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, lo ha criticado casi todo el mundo. Unos, por el proyecto; otros, por haber negado los hechos cuando se hicieron públicos, para acabar reconociéndolos. Incluso compañeros suyos del Gobierno, como el consejero de Agricultura, Joaquim Llena, expresaron críticas abiertas al proyecto.

El presidente de la Generalitat, José Montilla, reprendió a Llena con acritud en una reunión del Partit dels Socialistes (PSC) celebrada ayer en Barcelona. Montilla recordó que el primer problema es abastecer a los ciudadanos y añadió que se hará con agua de donde sea. Pero también dedicó un rapapolvo a Baltasar por haber explicado mal su política. Hecho esto, el presidente catalán cogió el toro por los cuernos: "No nos pueden temblar las piernas", dijo. "Nosotros", añadió, "somos quienes conseguimos cambiar el trasvase porque no creemos en los trasvases como soluciones estructurales. Ahora bien, nos hallamos en una situación excepcional. Igual llueve y entonces no hará falta ni del Ebro, ni del Segre, ni que llegue en barco. Pero tenemos la obligación de prepararnos para lo peor, porque no podemos permitir que cinco millones de catalanes se queden sin agua".

Montilla insistió en que el proyecto del Segre no tiene nada que ver con el trasvase de agua del Ebro hacia Levante. Aquello, dijo, no era para saciar la sed, sino para hacer campos de golf.

El líder de Convergència (CiU), Artur Mas, por su parte, insistió ayer en la necesidad de reunirse con Montilla para hablar de lo que, en su opinión, es un problema estructural y no coyuntural. La solución, dijo Mas, pasa por el trasvase del Ródano e invitó a Montilla a negociarlo.

Pero el Gobierno catalán no está por la labor. Antes incluso de conocer la invitación de Mas, ya había descartado el trasvase del Ródano. En la reunión del Consejo Nacional del PSC, a puerta cerrada, Montilla sostuvo que no cree en el proyecto. Y añadió: "Si hoy el Gobierno español y el francés se pusieran de acuerdo para el trasvase del Ródano, tendríamos agua en 14 años. La necesitamos ahora", dijo, para recordar que CiU en 23 años "no hizo ni una sola infraestructura para abastecer de agua al área metropolitana de Barcelona".

Joan Saura y Maria Teresa Fernández de la Vega, hace un año.
Joan Saura y Maria Teresa Fernández de la Vega, hace un año.EFE

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