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Reportaje:

¿Festivales... o parques temáticos?

El concepto tradicional de gran cita musical sufre una profunda metamorfosis

Más de dos millones de personas pasarán por alguno de los casi 90 festivales de música que se celebran este verano. Este tipo de conciertos están viviendo una profunda transformación. Poco queda de los primeros festivales que se empezaron a celebrar en España a mediados de los noventa, donde los gustos musicales de los organizadores y la coherencia en el cartel primaban sobre patrocinadores e intereses económicos.

El nuevo modelo de festival se erige como un parque de atracciones para toda la familia. Se convierte en un escaparate perfecto para las marcas (telefonía, videojuegos, moda...) en el que la música juega un discreto papel. "El nuestro no es un festival tradicional", explica Roberta Medina, de 30 años y directora ejecutiva de Rock in Río, uno de los últimos festivales en llegar. "Pensamos un 50% en la música y un 50% en el entretenimiento", continúa. Con 30 millones de euros de presupuesto -una cifra mareante e inédita en España- esta multitudinaria cita nacida hace 27 años en Brasil propone una extraña oferta, donde grupos como los adolescentes Tokio Hotel comparten cartel con Bob Dylan. Neil Young, con Manolo García. Loquillo, con Amy Winehouse. Estopa, con Franz Ferdinand.

Rock in Río cuenta con un mareante presupuesto de 30 millones de euros
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Este festival contará con cuatro centros comerciales, ocho áreas de alimentación, zona para niños y de ocio (snowboard, tirolinas...). Los organizadores estiman una asistencia de unas 100.000 personas a cada uno de los cinco días de festival.

¿Es ése, entonces, el futuro de los festivales en España? "Es muy difícil que sea así", explica Alberto Guijarro, director del Primavera Sound, que con tres millones de euros de presupuesto se ha convertido es uno de los más conocidos festivales independientes. "Pero si el Rock in Río consigue cumplir con sus expectativas los dos modelos de festivales pueden coexistir perfectamente", continúa.

Lo mismo piensa Ernesto González, responsable de prensa del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), que cuenta con nueve millones de euros de presupuesto: "Con los nuevos festivales se diluye un poco el concepto de festival que se creó en los noventa, pero creo que los veteranos seguirán manteniendo una personalidad".

Por un lado están los festivales que acomodan y varían sus carteles dependiendo de los grupos disponibles en ese momento y por el otro, los festivales empeñados en una línea editorial concreta. De los primeros, un ejemplo podría ser el Bilbao Live Festival, donde si el año pasado actuaron grupos básicamente guitarreros (Iron Maiden, Red Hot Chili Peppers o My Chemical Romance) este año cuentan con Police o Lenny Kravitz como cabezas de cartel. En la otra orilla se situarían festivales veteranos y que conservan su personalidad, como Viña Rock (de rock duro y con 50.000 personas de asistencia), Primavera Sound y FIB (de música independiente) y Sónar (electrónica).

Para estos últimos, la inversión de patrocinadores privados no imprescindible. En el festival Viña Rock, que tras un año de litigio judicial entre la promotora y el Ayuntamiento de Villarrobledo volverá a celebrarse en el pueblo manchego, dicen que su fuente de ingresos es la venta de entradas. "La importancia de patrocinadores y marcas es insignificante para nosotros", explica Gabriel Nieves, su director.

Las dos promotoras que han irrumpido últimamente en este territorio, Sinnamon (con seis festivales este verano) y Last Tour Internacional (con cuatro) no quisieron hacer ninguna declaración para este reportaje. Son precisamente las dos empresas a las que los demás festivales acusan de competencia desleal: la primera movió las fechas de su Summercase para que coincidiesen con el veterano FIB y la segunda ha dejado fuera de juego al Festimad con el Getafe Electric Weekend. Esta batalla abierta entre los festivales no sólo tiene que ver con el baile de fechas sino también con comprobar quién sobrevivirá el año que viene. Y en esa guerra sólo manda el público...

Un grupo de asistentes a la XII edición del Festimad, en el estadio de Butarque de Leganés.
Un grupo de asistentes a la XII edición del Festimad, en el estadio de Butarque de Leganés.CLAUDIO ÁLVAREZ

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