A cuatro metros del desecho
Vecinos de Mairena sufren la contaminación de una depuradora durante 11 años
Once años de lucha. Carpetas repletas de denuncias y quejas. Mal olor. Niños que no duermen por las noches. Paredes que retumban. Desesperación. Los vecinos del residencial Buenavista, en Mairena del Aljarafe (Sevilla), denuncian las consecuencias de vivir a menos de cuatro metros de la fábrica de manufacturación de aceitunas Euroliva S.A.
La depuradora de esta empresa multinacional, que exporta las aceitunas a Alemania y EE UU, entre otros, casi se puede tocar desde las ventanas de los vecinos. "Y no para de funcionar, día y noche. 24 horas. Todo el año. ¡El ruido es insoportable!", protesta Paqui Díaz, de 30 años, mientras sostiene a su hijo en brazos. En el salón de su casa, desde el que se divisa la depuradora, comienzan a llegar vecinos. Unos afectados, otros solidarios. Cada uno aporta algo de información o algún documento sobre su reivindicación. La primera denuncia data de 1997, la última del pasado lunes, 24 de marzo. "Once años suplicando que nos den una solución", dice Isabel Serrano. Su hija de cuatro años la mira agarrada a su falda. "Noches y noches con las ventanas cerradas -en verano- para no escuchar el ruido", añade otro. "Mis hijos no van bien en el colegio porque no duermen y están agotados", aporta otra. Cada frase acompañada de papeles estampados con sellos de la Gerencia de Urbanismo, del Seprona, del Ayuntamiento de Mairena, de la Consejería de Salud, de la de Medio Ambiente, del Defensor del Menor... "Esta última es una denuncia a la Policía Local porque se escucharon explosiones por la noche". Los vecinos cuentan que el alcalde, Antonio Conde (PSOE), se atrevió a bromear: "¡Si estáis en primera línea de playa!".
"Si estáis en primera línea de playa", se atrevió a decirnos el alcalde
El motor funciona las 24 horas del día y los niños duermen con mascarillas
Más problemas: la depuradora "evapora sosa cáustica, que es oxidante. ¡Mira los coches!". Los vehículos tienen la pintura levantada y hay virutas negras "sobrevolando". Peor es el caso de Consuelo. Trabaja en un centro de diálisis. Tiene dos hijos, Carlos y Sara, de 4 y 2 años. Son asmáticos. Ya han estado ingresados varias veces por "dificultad respiratoria" y fiebre. Al entrar en su casa, se ven juguetes, pinturas de colores, aerosoles y mascarillas de oxígeno. "Se las pongo todas las noches y a veces durante el día". Sara, que lleva de la mano a su hermano pequeño, es una niña pálida con los ojos enormes. "El Defensor del Menor ha aceptado el caso", se alegra la madre mientras la mira. Consuelo también muestra "papeles". Es uno de los informes médicos del Hospital Virgen del Rocío en el que se enumeran las medidas a tomar para que los niños no vuelvan a caer enfermos: "El dormitorio debe estar en lo posible bien ventilado. Una vez limpia la habitación, que se hará con las ventanas abiertas, cerrar la puerta y no entrar en ellas hasta la hora de acostarse". La madre se desespera. "¿Y cómo ventilo yo con esta peste entrando por la ventana?", se pregunta mirando hacia la ventana con vistas a la fábrica. "De verdad que cuando mis niños se ahogan por las noches, a las dos o las tres de la mañana, me dan ganas de matar a alguien". Alarga otro informe. Esta vez es del niño, Carlos. Diagnosis: Bronconeumonía. 38,5 de fiebre. "El médico me ha dicho que tener esto -señala con desdén la ventana- es como tener a mis hijos en un bar con humo día y noche". Consuelo suspira, se queda en silencio, mira fijamente.
Los vecinos firmaron el contrato sin ver las casas, sólo sobre el papel. "No sabíamos que estaríamos pared con pared con la fábrica", lamentan.
"Pensábamos que si el Ayuntamiento concedía una licencia de obra era porque aquí se podía vivir", argumenta Manuel Fajardo, otro vecino que no vive allí pero se solidariza con su urbanización. "Si llegamos a saber esto, ¿cómo nos íbamos a venir?", se indigna Díaz. "Nosotros no queremos que cierren la fábrica, porque muchos del pueblo trabajan ahí. Sólo queremos poder dormir y poder respirar. ¿A quién más acudimos?"
El alcalde se escuda en la legalidad
El alcalde de Mairena, Antonio Conde (PSOE), dice ser "sensible" al problema de los vecinos "pero quizás no se deberían haber comprado las casas ahí". Afirma que se redactará otro informe tramitado por una empresa externa que se conocerá en los próximos días. "Si Euroliva cumple las normas, no podemos hacer nada; si no, tomaremos medidas". Desde Medio Ambiente, Salvador Camacho, explica que han abierto un expediente de "actuaciones previas". Ya se abrió otro en 2002. El abogado de Euroliva S.A, Vicente Rodríguez, alega que "la empresa cumple escrupulosamente los parámetros permitidos".
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