Los beneficios del Estado

Suele decirse que el sector público es lento e ineficiente, ya saben, aquello de "vuelva usted mañana". Pero miren por dónde, en algunas cosas no se hace esperar tanto como las empresas privadas. Empezamos a conocer las cuentas y resultados de las grandes empresas del país (fantásticas, sobre todo porque probablemente en algunos años no las volveremos a ver tan boyantes), pero antes que ninguna de ellas, la que es la principal y más grande, el Estado, fue la primera en ofrecernos hace dos semanas las suyas. Por las mismas fechas el INE también nos dio la contabilidad nacional del último trimestre y, por tanto, del conjunto del año. No nos podemos quejar, al menos en cuanto a rapidez.

Como los gastos van a seguir creciendo, en un par de años nos habremos comido el superávit

Otra cosa de la que este año también puede presumir la más grande empresa del país es que, seguramente por primera vez en la historia, se ha situado a la cabeza del ranking de "beneficios". La Administración central (Estado y sus organismos) cerró con un superávit de 13.526 millones de euros; las administraciones de seguridad social, con otro de 13.085 millones; y sólo las comunidades autónomas y corporaciones locales registraron un déficit conjunto de 3.243 millones. El superávit de todo el sector público ascendió, por tanto, a 23.368 millones, un 33% más que el año anterior, lo que equivale al 2,23% del PIB, frente al 1,79% en 2006 (gráfico izquierdo). Esta cifra supera con mucho las previsiones de los analistas, pero sobre todo las del propio Gobierno. En los PGE-2007 se preveía un superávit para el conjunto de las Administraciones públicas del 0,7% del PIB y sólo hace unos dos meses, en el Programa de Estabilidad, se estimaba un 1,8%. Y eso que la recaudación por el IVA aumentó sólo un 2,2%, en vez del 7,9% presupuestado, pues, si se hubieran cumplido las previsiones de este impuesto, el excedente podría haber superado el 2,5% del PIB. Como se ve en el gráfico, el aumento del superávit, al igual que en los dos años anteriores, obedeció al fuerte avance de los ingresos, que aumentaron su peso en el PIB 0,56 puntos porcentuales (2,43 puntos desde 2004), hasta el 40,96%. Los gastos, por su parte, también aumentaron, pero menos, 0,12 puntos del PIB.

La mejora de las cuentas públicas es una tendencia general en toda la zona euro (gráfico central), sólo que la media de la zona aún registra déficit (0,8% del PIB, según las últimas previsiones de la Comisión) y en España ya hace tres años que estamos en superávit. Ahora bien, no nos engañemos, estas mejoras, por lo que respecta a España, son fundamentalmente debidas al ciclo, a la alta inflación y al patrón de crecimiento centrado en el consumo y la vivienda, todo lo cual ha proporcionado unos ingresos extraordinarios que nadie podía prever, ni siquiera el propio Gobierno. Pero, así como estos años de atrás se han obtenido ingresos extraordinarios, las previsiones para los próximos apuntan al revés, a aumentos de los ingresos por debajo del PIB, y como los gastos sí que van a seguir creciendo por encima del PIB, el resultado será que en un par de años nos hemos comido el superávit. Y eso sin contar los costes de las propuestas fiscales que los partidos están haciendo en la campaña electoral. El Gobierno que salga de estas elecciones tendrá, ciertamente, margen para hacer una política fiscal expansiva si hiciera falta (la deuda es baja, como se ve en el gráfico derecho), pero el margen no es tan grande como aparentemente se deduce del actual superávit. No gastemos, por tanto, la munición en disparos al aire.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).