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Los inspectores avisan de que los paraísos fiscales ocultan rentas delictivas

El dinero que se refugia en paraísos fiscales no sólo es sospechoso de fraude. En muchos casos, esos territorios dan cobijo a "todo tipo de rentas, incluidas las provenientes de actividades delictivas, como el terrorismo, el tráfico de armas y las drogas". Ésta es la advertencia que lanza la organización de Inspectores de Hacienda del Estado, la más representativa del sector, a raíz del escándalo de los ricos alemanes que depositan su dinero en Liechtenstein y que se ha extendido a países como España.

En un comunicado divulgado ayer, ese colectivo pide a la UE que "aísle y ahogue financieramente" a los paraísos excluyendo del libre movimiento de capitales las transacciones efectuadas entre los países comunitarios y los territorios libres de tributación. "Resulta extraordinariamente extraño que un puñado de pequeños países puedan tener en jaque al resto del mundo", critican los inspectores. La organización calcula que los capitales que recurren a los paraísos fiscales para evadir impuestos equivalen a la cuarta parte de toda la riqueza mundial.

Los inspectores proponen establecer un impuesto sobre movimientos de fondos en esos territorios, prohibir a los bancos españoles que tengan filiales en paraísos fiscales e inspeccionar a empresarios, artistas y deportistas con residencia en ellos.

Frente a las reservas de España, otros países están dando a conocer el número de personas investigadas por tener cuentas en Liechtenstein. Francia estudia una lista con 200 nombres, todos particulares, según el diario Le Figaro. Italia sigue la pista a 150 personas, principalmente empresarios, profesionales e incluso políticos, asegura La Repubblica. Fuera de este caso, The Guardian reveló ayer que el mayor supermercado británico, Tesco, utiliza paraísos fiscales.

Heinrich Kieber, el hombre que supuestamente entregó al fisco alemán las cuentas con depósitos en Liechtenstein, fue investigado por el Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona en 1996 tras una denuncia por estafa en la que se le acusaba de comprar un piso por 378.000 euros con un cheque sin fondos, según publicó ayer el diario La Vanguardia. "Era un estafador de nivel, profesional, con don de gentes y varios idiomas", recuerda el abogado de la acusación que estuvo en el juzgado cuando Kieber declaró. Quedó en libertad con cargos, pero huyó de la Península y el juzgado dictó una orden de busca y captura. Se refugió en Palma de Mallorca y acabó detenido por la Guardia Civil. Al final fue condenado en Liechtenstein por la estafa.

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