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Cambio en Cuba

El exilio recibe con desaliento el nombramiento de la nueva cúpula

La oposición desconfía de cualquier cambio "mientras los Castro ocupen el poder"

Los nombres que integran el nuevo Consejo de Estado cubano, que desde ayer preside Raúl Castro, han confirmado los temores del exilio: la línea dura se ha impuesto, Fidel sigue manejando los hilos y Cuba asiste a una simple sucesión, y no a una transición. La elección, como primer vicepresidente, de Ramón Machado, figura histórica de la vieja guardia del régimen, ha caído como un jarro de agua fría entre quienes albergaban esperanzas de cambio.

"Si había alguna duda, ha quedado despejada", sostiene en Madrid el médico Antonio Guedes, vicepresidente de la Unión Liberal Cubana. "No hay caras nuevas en la cúpula. ¡Y han colocado a Machado, la línea dura! Ni siquiera se han molestado en disimular, metiendo gente joven o moderada. Está claro que los Castro no van a permitir fisuras en el régimen. Raúl concentra en sus manos el poder del Ejército (que controla a su vez la economía) y el Gobierno. Y Fidel sigue siendo primer secretario general del Partido Comunista y la sombra detrás el trono".

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Al otro lado del Atlántico, en Miami, el pesimismo reinaba en la comunidad cubana tras el anuncio de la nueva cúpula. "No sé si a esto lo llamaría sucesión o continuidad, por las personas de las que se ha rodeado Raúl Castro", dice Andy Gómez, vicerrector de la Universidad de Miami. "El promover a Ramón Machado como primer vicepresidente confirma que la ideología comunista va a seguir muy presente. Fidel sigue involucrado en el poder. Raúl dice que va consultar con él. Eso indica que habrá pocos cambios".

A la misma hora en la que Raúl Castro era elegido presidente en La Habana, en la Ermita de la Caridad del Cobre de Miami, centro religioso del exilio, se conmemoraba el aniversario de uno de los actos más repudiados del castrismo: el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate, que recogían balseros hallados en alta mar. El ataque, ocurrido el 24 de febrero de 1996, dejó cuatro muertos. La orden se achaca a Raúl Castro.

Dirigentes de distintos grupos opositores recibían los nombramientos en La Habana con una única respuesta: "Más de lo mismo". "Todo seguirá igual mientras los Castro estén en el poder", se repetía desde el dolor del desarraigo. El escepticismo se impone en el exilio, tras comprobar que, desde que enfermó Fidel Castro, hace 19 meses, nada ha cambiado. La renuncia del Comandante sólo ha sido un paso más en la espera.

Janisset Rivero, del Directorio Democrático Cubano, no descarta, sin embargo, que la nueva situación cree "grietas dentro del sistema". "Les va a ser más difícil maniobrar sin la presencia de Fidel, que ha tenido durante 49 años el control en su puño".

Dentro de la isla, el disidente Óscar Espinosa Chepe guarda una "esperanza moderada de cambio". "Es verdad que Machado está catalogado como conservador, pero también es un hombre leal a Raúl", dice vía telefónica desde La Habana.

Para el exilio, en cualquier caso, la comunidad internacional debe seguir presionando para que en Cuba no se legitime "la sucesión", sino que se ponga en marcha una verdadera transición. Y para ello, en opinión de Antonio Guedes, son necesarios tres pasos: "La liberación de todos los presos políticos, el cambio de la legalidad vigente y que se perfile la posibilidad de unas elecciones libres".

Un exiliado sostiene un cartel contra Fidel Castro en Miami.
Un exiliado sostiene un cartel contra Fidel Castro en Miami.AFP

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