_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No debemos invadir Gaza

La ira, la frustración y las invectivas hacen que nos hierva la sangre. Pero Israel no debe caer en la trampa que nos tiende Hamás: no debemos invadir Gaza. El número de bajas en una invasión terrestre de Gaza será muy superior al causado por los misiles Qassam en los últimos siete años. Durante cinco de esos siete años de Qassam, controlamos toda la franja de Gaza y, aun así, se dispararon cientos de cohetes contra Sederot, y eso además de los repetidos ataques sangrientos contra los colonos israelíes que vivían allí. Por lo visto, lo hemos olvidado. Volver a ocupar la franja de Gaza no acabará necesariamente con los lanzamientos de cohetes contra Sederot y sus alrededores.

Además de esos ataques, nuestras fuerzas de ocupación sufrirán atentados un día sí y otro no, con bombas al borde de la carretera, armas de fuego y sangrientos ataques de terroristas suicidas. Además, si invadimos Gaza conseguiremos unir a las masas palestinas y a los países árabes y musulmanes detrás de Hamás, que ahora está aislado y cuenta con el desprecio de la mayor parte de los árabes. En cuanto las fuerzas israelíes invadan Gaza, los combatientes de Hamás serán, para los palestinos, el mundo árabe y la opinión pública internacional, los defensores de una Masada palestina; unos pocos contra muchos, los barrios residenciales contra el ejército regular, los campos de refugiados sobrevolados por escuadrones de bombarderos, los niños contra los carros de combate, David contra Goliat. Si conquistamos Gaza, acabaremos sentados sobre espinas y escorpiones. La fuerza de ocupación no tendrá un solo día de paz. Tampoco lo tendrán los habitantes de Sederot ni del área en torno a ella.

Incluso en estos momentos de indignación, en los que nuestros corazones están con los israelíes que sufren allí, no debemos olvidar que la raíz del problema de Gaza está en los cientos de miles de seres humanos que se pudren en los campos de refugiados, unos campos que son caldos de cultivo de pobreza, desesperación, ignorancia, fanatismo religioso y nacionalista, odio y violencia. Desde el punto de vista histórico, no puede haber solución al problema de Gaza mientras no exista en el horizonte, por lo menos, un mínimo de esperanza para ese pueblo desesperado. ¿Qué podemos hacer, pues? Podemos y debemos lograr un alto el fuego con Hamás en gaza. Un alto el fuego, por supuesto, tendrá un precio político elevado. Pero, de todos los precios que tendría que pagar Israel por una decisión apresurada y errónea, ése es el menos letal y el más soportable.

Amos Oz es escritor israelí. Traducción del inglés de María Luisa Rodríguez Tapia. © Amos Oz 2008.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_