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La montaña de residuos salinos de Sallent está al límite

La Generalitat decide esta semana si la deja crecer más durante dos años

La dirección de la empresa de capital israelí Iberpotash, que extrae potasa del subsuelo de la comarca del Bages, asegura que su capacidad para acumular residuos salinos en el exterior está prácticamente agotada en Sallent. A la actual montaña de residuos, una inmensa mole que preside desde el norte la planicie del Pla de Bages, le quedan semanas o días. Un cierre temporal o total tendría consecuencias económicas graves para la empresa y para la plantilla, formada por un millar de trabajadores entre los centros de Sallent y Súria. La solución pasa por el traslado de una línea eléctrica de la compañía Endesa, lo que permitiría hacer crecer en altura una parte de la actual montaña y dar dos años más de vida a la explotación. Esta semana la Comisión de Urbanismo de Barcelona podría dar su visto bueno. A la simplicidad de la exposición se añade un problema: se considera que esta montaña de residuos, activa desde el año 1978, es la causa principal de uno de los problemas medioambientales que tiene Cataluña, la salinización de las aguas subterráneas del municipio de Sallent y del río Llobregat. Permitir dos años más de acumulación de residuos agrvaría sus efectos nocivos.

Los residuos de la mina provocan la salinización de las aguas
La permanencia del vertedero divide a la población

La empresa, los trabajadores y el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Sallent (CiU) están por el traslado de la línea y en las últimas semanas han presionado a las administraciones para conseguir los oportunos permisos. En Sallent se ha creado una plataforma de oposición no sólo al traslado, sino también a la continuidad de la montaña de residuos, Prousal!, y grupos como ERC y la CUP, que en el pasado mandato formaban gobierno, también son contrarios a la acumulación de sal.

El vertedero del Cogulló se creó en el año 1978 para satisfacer la necesidad de la empresa de continuar explotando el subsuelo de Sallent. En estas casi tres décadas, se han acumulado 40 millones de toneladas de sal impura, en una montaña que ahora ocupa 35 hectáreas y que es el punto más alto del municipio. La idea inicial era que el vertedero ocupase sólo la parte deprimida del valle en el que se encuentra, pero el depósito continuado de residuos superó estas intenciones. En la zona donde se acumulan los residuos existe una falla sin ningún tipo de impermeabilización, con lo que la filtración es mucho más fácil.

En el inicio de la actividad se salinizaron de inmediato las fuentes más próximas. Luego, en algunas granjas de Santpedor, pueblo vecino, se moría el ganado al beber agua contaminada. Y en el año 2002, Sallent tuvo que construir con urgencia una planta de potabilización del agua al descubrir que sus pozos, de donde tradicionalmente se había abastecido, también estaban salinizados. La Generalitat ya construyó en la década de 1980 un colector de salmueras de 100 kilómetros, desde las minas al mar, que recogía aguas con altas concentraciones de sal y las trasladaba al mar. Ahora ya se ha hecho un nuevo colector de Abrera al mar, de más capacidad, y la Agencia Catalana del Agua (ACA) proyecta prolongarlo de Abrera a Sallent.

Pero, a pesar de todo, en la situación actual la planta potabilizadora de Abrera, que suministra agua al Baix Llobregat y Barcelona, no logra ofrecer agua de calidad. En estos momentos está efectuando una inversión de 70 millones de euros para aplicar un sistema de electrodiálisis reversible con el fin de mejorar la calidad y eliminar productos nocivos como los trihalometanos.

Las inversiones públicas aún van más allá. Se ha adjudicado la construcción de una cubierta para una vieja montaña de residuos inactiva en Vilafruns, lo que reducirá la salinización en los periodos de lluvia (está presupuestada en más de cuatro millones de euros, que aportan al 50% la Generalitat y el Gobierno central), se prevé trasladar otra zona de residuos (la Botjosa, en Sallent) al depósito activo y se ha llegado a un acuerdo con la empresa para mejorar la recogida de aguas del vertedero del Cogulló para que puedan ir al nuevo colector, una operación que también cuenta con la ayuda de la Administración. Además, la Generalitat ha encargado estudios para analizar la posibilidad de reintroducir los residuos en el interior de la mina, pero los costes de esta operación superan los de extracción y, de momento, ha sido desestimada.

Dentro de dos años, Iberpotash debe tener resuelta la construcción de un nuevo depósito, éste aislado, para continuar con la actividad minera. Empresa y Generalitat tienen abierta la negociación sobre las condiciones de este nuevo depósito. La sal acumulada se puede aprovechar en plantas de cloro. En Cardona, con una mina abandonada, se están retirando, y en Súria se vende una pequeña cuantía y el resto también se acumula. Para el residuo de Sallent, de momento, no hay mercado; por tanto, para la contaminación, no hay remedio.

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