Irán eclipsa la causa palestina en la primera visita de Bush a Israel
El presidente de EE UU asegura que Teherán "era, es y será una amenaza"
En Jerusalén, epicentro del conflicto de Oriente Próximo, la estrella fue ayer Irán. Mes y medio después de la conferencia de Annapolis, no ha comenzado aún la negociación entre las partes. Israel tiene otra prioridad que estima mucho más peligrosa: el programa nuclear iraní. Nada más descender del avión en Tel Aviv, el presidente George W. Bush escuchó a su homólogo Simón Peres: "Seguimos su consejo de no subestimar la amenaza iraní. Irán tampoco debe despreciar nuestra resolución para defendernos". En la conferencia de prensa celebrada por la tarde, Bush advirtió: "Irán era, es y seguirá siendo una amenaza".
Bush: "Si los iraníes nos atacan, todas las opciones están sobre la mesa"
Nunca ha sido Israel partidario de que Washington se implicara con ahínco en el conflicto con los palestinos, asunto que los Gobiernos hebreos desean abordar bilateralmente. Pero respecto a Irán es diferente.
El 4 de diciembre, las agencias de espionaje estadounidenses difundieron un informe en el que aseguraban que el régimen de Teherán había detenido a finales de 2003 su programa atómico. Sentó muy mal en el Ejecutivo de Ehud Olmert. Ayer, el primer ministro y el titular de Defensa, Ehud Barak, trataron de demostrar a su huésped que esos informes son erróneos. "Los iraníes tenían un plan nuclear encubierto que fue suspendido. Interpreto los informes en el sentido de que hay que tomar en cuenta a Irán con seriedad. La comunidad internacional debe entender con claridad que Irán representa una amenaza para la paz mundial", enfatizó Bush.
Un regalo a los oídos de Olmert. Tampoco está habituado el inquilino de la Casa Blanca a escuchar elogios como los dispensados por los israelíes. "Desde el principio sus políticas han reflejado un entendimiento cabal de los desafíos que afronta Israel en esta región y un sólido compromiso con nuestra seguridad", le dijo Olmert.
Esas alabanzas proceden del Gobierno hebreo. Numerosos analistas políticos israelíes consideran que las políticas de Bush en Oriente Próximo han sido un desastre, que la gira presidencial tiene el objetivo de lavar su imagen, y que su iniciativa de Annapolis de nada servirá si la presión de su Administración sobre Israel se limita a decir que hay que desmantelar algunas colonias de Cisjordania.
El acoso al Gobierno persa recabó ayer renovados bríos, tres días después del incidente entre buques de guerra estadounidenses y patrulleras iraníes en el estrecho de Ormuz. El consejero de Seguridad Nacional de Bush, Steven Hadley, no se anduvo por las ramas por la mañana: "Tienen que tener mucho cuidado porque si vuelve a suceder van a tener que soportar las consecuencias. Los iraníes se están buscando problemas".
Por la tarde, su jefe incidió en el asunto. "Mi consejo", dijo Bush, "es que no ataquen buques estadounidenses. Hemos dejado clara nuestra posición y la conocen. Lisa y llanamente, si nos atacan, todas las opciones están sobre la mesa".
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