A la vigésima va la vencida
Catherine O'Flynn, rechazada por una veintena de agentes y editoriales, gana un prestigioso premio literario británico
Catherine O'Flynn, de 37 años, desempeñó sucesivamente los trabajos de dependienta, taquillera y empleada de correos mientras intentaba sin éxito ver publicada su primera novela. Hasta aquí, todo perfectamente normal en la típica historia de superación literaria. En ese tiempo, una veintena de agentes británicos le dieron el portazo por considerar que la obra carecía de nivel. Y fue entonces cuando todo abandonó los derroteros de lo esperable. El libro, tan rechazado, se llama What was lost y acaba de conseguir el Costa Book Awards, uno de los premios literarios más prestigiosos del Reino Unido, en la categoría de autor novel.
El jurado, además, se mostró unánime al elogiar "esta novela formidable, llena de humor y de pathos, inteligentemente construida y con una trama de misterio absorbente".
"Es una novela formidable, llena de humor y 'pathos", señala el fallo
O'Flynn: "Estuve blindada al desánimo por mi pesimismo innato"
La nómina de autores primerizos que vieron desdeñado su talento es infinita, pero la prensa británica coincidía ayer en establecer un paralelismo con los difíciles comienzos de la escocesa J. K Rowling. La creadora de Harry Potter, el niño mago cuya saga ha cosechado 350 millones de lectores en todo el planeta, fue rechazada por una decena de editores antes de encarnar un fenómeno literario de dimensiones estratosféricas. El récord numérico, no obstante, lo ostenta el escritor de novelas negras John Creasey, quien obtuvo el no por respuesta en nada menos que 743 intentos, pero acabó convirtiéndose en un autor de ventas millonarias. En el caso de Catherine O'Flynn, una pequeña editorial de Birmingham, Tindall Street Press, obró el milagro al decidirse a publicar su libro a principios del año pasado.
La novela de intriga se desarrolla en los pasillos de un macrocentro comercial, donde un empleado de seguridad cree captar en las cámaras de circuito cerrado la imagen de una niña desaparecida 20 años atrás. Semanas después de salir al mercado, el libro logró colocarse en la primera lista de seleccionados para los premios literarios Booker y Orange, hecho que procuró a la tímida O'Flynn una enorme publicidad y un sinfín de entrevistas. Hasta 10 títulos publicados por el ojo certero de Tindall Press han seguido ese mismo patrón del éxito inesperado. What was lost figuró asimismo entre las finalistas a la mejor obra novel del año, según el barómetro que publica el diario The Guardian.
Mientras el gran mundo editorial se veía puesto en entredicho ante el veredicto del Premio Costa -el miércoles por la noche-, la galardonada dedicaba sus palabras "a aquellos escritores que mantienen viva la ambición de ver publicado su primer libro. Es tremendamente duro, pero en mi caso estuve blindada todos estos años gracias a mi pesimismo innato". O'Flynn percibirá 7.200 euros en metálico, al igual que los ganadores de las cuatro restantes categorías: novela (A. L. Kennedy), biografía (Simon Sebag Montefiore), literatura infantil (Ann Kelley) y poesía (Jean Sprackland). La reseña de estos autores trascendía ayer al aspecto meramente literario, a excepción de Sprackland, poetisa reconocida. Sebag Montefiore es un aristócrata ligado a la familia real británica, Kelley inspira su libro en el caso de su hijo Nathan, que sufrió un problema cardiaco congénito, y Kennedy es una humorista que ha hecho de la protesta contra la guerra de Irak su batalla particular. Cuatro mujeres y un hombre que ahora compiten por la pieza mayor, el Premio Costa a la Obra del Año, cuyo fallo está fijado para el próximo día 22. La dotación es de 35.000 euros y la promoción, impagable. El vencedor de la pasada edición del Costa (premio hasta entonces muy conocido como Premio Whitbread) fue el ya consagrado William Boyd, con su novela de espionaje Sin respiro.
Babelia
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