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Conflicto étnico en Kenia

75.000 kenianos huyen de la violencia

La oposición desafía la prohibición del Gobierno y se manifestará hoy en Nairobi

La violencia que padece Kenia ha obligado a decenas de miles de personas -más de 75.000, según la policía- a huir hacia los países vecinos, sobre todo a Uganda y Tanzania. Colegios, iglesias y cuartelillos de policía son los refugios más buscados por la población atemorizada por los saqueos, la violencia y la intimidación. Carreteras cortadas, viviendas y coches incendiados, establecimientos comerciales arrasados. Kenia entra hoy en su sexto día de violencia y caos -que ya han costado la vida a más de 300 personas-, tras el anuncio de los polémicos resultados de las elecciones del 27 de diciembre, que renovaron en cinco años el mandato de Mwai Kibaki y que no han sido aceptados por la oposición del Movimiento Democrático Naranja (OMD) de Raila Odinga ni aprobados por los observadores internacionales.

"Quemaron casas. Tenemos miedo de la guerra", dice una anciana
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El incidente más sangriento ocurrió el martes en Eldoret, a unos 100 kilómetros de la frontera con Uganda, donde 35 personas, muchas de ellas mujeres y niños, murieron al arder la iglesia en la que buscaban amparo. Según dijeron los testigos a la prensa local, un grupo de 200 jóvenes rodeó el templo profiriendo gritos de guerra y prendió el edificio con gasolina. "Dijeron que debíamos pagar por haber votado a Kibaki", explicó un superviviente. La Cruz Roja keniana estima que unas 30.000 familias se han visto obligadas a abandonar sus hogares en la zona y no dudan en calificar la situación como "la peor crisis humanitaria hasta la fecha".

El paisaje de Eldoret se repite en otras aldeas. En Nakuru, a 160 kilómetros al noroeste de Nairobi, decenas de personas, en su mayoría mujeres y niños, se apelotonan en los porches del cuartel general de policía. "Llevamos aquí cinco días y cinco noches. Quemaron nuestras casas. Tenemos miedo de la guerra", traduce Elvis, de 19 años, que ayuda a expresarse a una anciana que habla en suajili.

La avalancha de ciudadanos aterrorizados en las dependencias policiales parece pasar inadvertida al jefe adjunto James Ngului, quien asegura desconocer su presencia. "Los incidentes se han producido en lugares muy concretos. Tenemos noticias de acciones vandálicas perpetradas por adolescentes, sobre todo cortes de carretera con árboles, pero no podemos asegurar si pertenecen a las filas de Odinga o de Kibaki", indica Ngului. La calma que pretende transmitir el agente contrasta con las imágenes que emiten las cadenas locales de televisión, en las que los saqueos a pleno sol son habituales en grandes ciudades como Eldoret, Kisumu, Mombasa o en barrios de Nairobi.

La comunidad internacional ha comenzado a reaccionar ante la violencia poselectoral que amenaza con llevarse por delante a la única democracia estable de África oriental. El Reino Unido, la antigua metrópoli, ha solicitado a la Unión Africana y a los miembros de la Commonwealth el envío urgente de una misión diplomática que medie en el conflicto. La Unión Africana ha pedido a los líderes de los partidos enfrentados que busquen la vía del diálogo y se ha mostrado dispuesta a prestar su apoyo en las negociaciones.

Ayer, el vicepresidente keniano, Arthur Moody Awori, hizo un llamamiento a los principales partidos para abrir el diálogo sin abrir la posibilidad a una repetición de las elecciones. El líder del Movimiento Democrático Naranja, Raila Odinga, no parece dispuesto a dialogar. Ayer acusó al presidente electo de avivar los enfrentamientos en el país y "de ser el responsable directo de un genocidio".

Odinga intentó reunir el martes a sus seguidores en el parque de Uhuru de Nairobi, donde iba a autoproclamarse vencedor de las elecciones. El fuerte dispositivo policial lo impidió. Hoy ha convocado una gran marcha en la capital. Será secundada en las circunscripciones donde ha obtenido escaños. El Gobierno ha prohibido la manifestación.

La Unión Europea, que había desplazado 150 observadores para vigilar los comicios, ha admitido "irregularidades" en el proceso y, ante el cariz violento que han tomado los acontecimientos en los últimos días, decidió ayer proceder a la evacuación y repatriación de 40 observadores que todavía permanecían en sus áreas de observación. Ahora es tiempo para la diplomacia, con el fin de evitar la guerra.

Un familiar de un desaparecido en los disturbios trata de reconocerlo entre los cadáveres en la morgue de Kisumu, al oeste de Kenia.
Un familiar de un desaparecido en los disturbios trata de reconocerlo entre los cadáveres en la morgue de Kisumu, al oeste de Kenia.AFP

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