"¡Huy, lo que os queda!". La mujer que sale a la carrera de la estación de Diego de León intenta dar ánimo a los cuatro limpiadores. "Gracias, gracias", dice, "ya no huele tan mal y hay menos basura". Todos llevan sobre el cuello una mascarilla.
Evaristo Bris despacha abanicos y llaveros frente al Museo del Prado. Con la chaqueta abrochada hasta arriba, este treintañero espera a que llegue el martes, día 1. Los turistas, sobre todo los italianos, que suelen viajar por Año Nuevo, se encontrarán entonces con el museo cerrado, y al dar media vuelta se fijarán en esos típicos puestos de venta con carteles de toros.
LINO PORTELA | Madrid
Un triunfador rockero bilbaíno y una ópera: dos citas masivas para final de año