Beckham se desnuda (más)
El deportista más famoso del planeta, el diseñador con mejor olfato para los negocios y la única prenda insustituible en el armario masculino acaban de constituir una feliz alianza. A partir de enero, las vallas publicitarias y las páginas de las revistas se verán inundadas por las imágenes que ilustran en exclusiva este reportaje, correspondientes a la campaña de primavera-verano 2008 de Emporio Armani Underwear. En ellas, valga la obviedad, David Beckham muestra su lado más íntimo. Por la astronómica cifra de 20 millones de libras (casi 28 millones de euros), el capitán de Los Angeles Galaxy se ha convertido en la imagen de la línea de ropa interior del modista italiano hasta 2010.
Más allá de los puros lazos de amistad que les unen desde que Giorgio Armani creara el uniforme de la selección inglesa para el Mundial 2002, el diseñador ha escogido al futbolista por encarnar su ideal de desnudez. "Cuando diseño ropa interior", confiesa", lo hago con un ideal masculino mítico: el del atleta clásico, tal como lo concibieron los antiguos griegos y romanos. Una figura que nos resulta familiar gracias a su legado escultórico, y que, honestamente, puedo decir que David [Beckham] encarna en muchos aspectos".
Un ideal que asumen también los fotógrafos Mert Alas y Marcus Piggott. Aparte de lo más evidente, el tándem anglo-turco ha querido subrayar para la ocasión tres detalles: los tatuajes, los abdominales y el anillo de casado. Una excelente manera de encarar una campaña global en la era de la familia desestructurada. Ante el empuje de incontables modelos familiares nuevos, los Beckham son, posiblemente, el único matrimonio famoso y con hijos capaz de comulgar con todos ellos: desde los liberales hasta los más tradicionales. Con esta acción promocional, Becks contribuye, de paso, a que los gays, los hinchas y las novias que habitualmente les compran los calzoncillos se pongan de acuerdo de nuevo para pasar todos por caja. Puro efecto Beckham.
Podría parecer que el centrocampista británico sacia con esto, una vez más, su espíritu exhibicionista; sin embargo, él mismo admite haberse sentido "algo nervioso por hacer una campaña de ropa interior; tampoco es que anteriormente haya posado muchas veces enseñando tanto como en esta ocasión". A pesar de este alarde de candor, las pruebas indican lo contrario. No hay que remontarse muy lejos: basta con recordar las fotos de Steven Klein publicadas este mismo verano en la revista W, en plena maniobra de aterrizaje de la pareja en Estados Unidos, donde unos David y Victoria subiditos de tono dejaban poco espacio a la imaginación.
La salida de esta campaña coincide además con el lanzamiento oficial de Emporio Armani Underwear en EE UU. Ahora que la pareja Beckham se ha propuesto encarnar el nuevo sueño americano, se ha visto obligada a reinventar su maquinaria promocional. No olvidemos el proverbial rechazo de los norteamericanos hacia cualquier superstar de cuño europeo. Y más si viene de una disciplina tan residual en el país como el fútbol. En el caso de David (que se embolsa 700.000 euros semanales por capitanear el Galaxy), Armani ve todo esto casi como una virtud: "No es un famoso sobreexpuesto, como la mayoría de las estrellas de Hollywood. Además, ya no se asocia el alcance de su imagen a si juega más o menos al fútbol: ha trascendido el deporte para convertirse en un icono global". Palabra de Armani, que, aunque no se considere un gran seguidor del deporte rey, viste al Chelsea y abrió brecha utilizando por primera vez a un futbolista (el ex portero del Liverpool David James) para una de sus campañas de jeans en 1996. Beckham sólo tiene halagos para su benefactor: "Giorgio Armani es un hombre que ha estado a la cabeza de su juego durante más de treinta años. Sus creaciones son individuales, chic y elegantes, otorgan seguridad a cualquiera que las vista".
A sus 32 años, David Beckham afronta la definitiva decadencia del concepto metrosexualidad y de su propia carrera futbolística. Este último año, el hombre del millón de contratos publicitarios ha visto mermados sus ingresos promocionales de, según Forbes, unos 18,5 millones de euros a, según sus agentes, unos 15,4 millones de euros. Para reactivar sus finanzas, los contables han decidido que a partir de ahora sólo firmará si hay royalties de por medio. O si le llama su amigo Armani, claro, para proponerle lucir los calzoncillos más caros de la historia.
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