"Hay que dar garantías a los militares para que dejen el poder"
Piero Fassino (Avigliana, 1949), varias veces ministro y ex secretario general de los Demócratas de Izquierda, es el enviado especial de la Unión Europea a Myanmar (antigua Birmania), donde semanas atrás la Junta Militar reprimió con gran dureza las manifestaciones populares encabezadas por monjes budistas. Fassino, que prepara un viaje al país para antes de fin de año, considera que "hay que ofrecer garantías a los militares".
Pregunta. ¿De verdad puede hacer algo la UE en ese conflicto?
Respuesta. Es importante que la Unión Europea coopere con Naciones Unidas en este asunto. Tenemos poca influencia directa sobre Myanmar, pero tenemos fuertes relaciones comerciales con China, India, Japón y Tailandia, países fundamentales para la resolución de la crisis birmana. Hay que actuar a través de ellos. A China, sobre todo, le interesa que exista un clima sereno durante los Juegos Olímpicos de Pekín, el año próximo, y eso puede ayudar.
China, India, Japón y Tailandia son fundamentales para solucionar la crisis
P. ¿Una caída de la Junta Militar podría reavivar los conflictos étnicos y llevar a una fragmentación del país?
R. Queremos democracia, pero también estabilidad. Conviene fomentar un diálogo en el que participen las minorías étnicas.
P. La Junta reprimió a sangre y fuego las recientes manifestaciones de monjes. ¿Cómo se puede inducir al diálogo a los militares?
R. Debemos buscar la reconciliación. Hay que ofrecer garantías jurídicas a los militares, asegurarles que no se les perseguirá si dejan el poder. El Ejército es básico en Myanmar y debemos conseguir que nadie, tampoco los militares, tema el futuro. La propia Aung San Suu Kyi, líder de la oposición, es hija de uno de los generales más prestigiosos del país, considerado el padre de la independencia de Birmania. Suu Kyi ha hecho una gran contribución declarándose dispuesta a dialogar con la Junta Militar, pese al larguísimo arresto domiciliario. Ahora corresponde a los militares acabar con las restricciones sobre la jefa de la oposición y liberar a los dirigentes políticos.
P. ¿Serían útiles las sanciones económicas?
R. Las sanciones no son un fin, son un instrumento más, utilizable gradualmente y sin castigar innecesariamente a la población. Las sanciones son a veces una coartada: las imponemos y nos olvidamos del problema.
P. ¿Ayuda el turismo a la apertura, o es sólo un recurso económico para la dictadura birmana?
R. Esa cuestión se la planteó la izquierda italiana cuando el franquismo asesinó a Julián Grimau. Y los políticos españoles en el exilio nos dijeron que no boicoteáramos, que el turismo era un elemento positivo. Creo que ésa es la respuesta.
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