Evo Morales plantea un plebiscito sobre su continuidad en el poder
El presidente boliviano desea extender el referéndum a los gobernadores
Evo Morales ha doblado la apuesta. El mandatario boliviano, enfrentado a una inestable situación en su país por la elaboración de una polémica nueva Constitución que la oposición se niega a reconocer, tanto por lo que dice el texto como por la forma en que está siendo tramitado, ha anunciado la celebración de un referéndum sobre su continuidad en el poder. "Si el pueblo dice 'Se va Evo', no tengo ningún problema, soy el más demócrata", aseguró Morales, quien tenía previsto enviar ayer al Congreso la ley de convocatoria de la votación.
El referéndum puede parecer una arriesgada apuesta política del mandatario con una oposición que rechaza radicalmente su proyecto de "refundar Bolivia" y que ha celebrado con entusiasmo la derrota electoral de Hugo Chávez el domingo en Venezuela, al considerarla el primer signo de fracaso del proyecto populista en Latinoamérica.
La convocatoria constituye un golpe de efecto que le permite a Morales retomar la iniciativa política sin ahondar en la estrategia de aprobar la nueva Constitución prácticamente por la fuerza. El presidente desvía la atención del texto para centrarla en sí mismo y lanza un reto a los cinco prefectos que lideran el movimiento de resistencia cívica contra él. Lo que quiere Morales es que en el mismo referéndum se sometan a la voluntad popular los nueve gobernadores que existen en Bolivia. Ayer cinco de ellos ya aceptaron someterse a la consulta.
El viernes de la próxima semana termina el plazo para que la Asamblea Constituyente apruebe el nuevo texto, pero la Cámara, boicoteada por la oposición, no tiene ni siquiera un lugar donde celebrar sus sesiones debido a las violentas protestas acaecidas en la capital constitucional, Sucre. El Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Morales, sigue estudiando posibles escenarios para reunir a la Asamblea, como la región del Chapare, feudo del presidente.
En paralelo, cinco gobernadores se han desplazado hasta EE UU para pedir que intervenga en la crisis la Organización de Estados Americanos (OEA) y exponga su caso en Naciones Unidas. Ayer, 350 personas estaban en huelga de hambre. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, ha descartado una misión argumentando que sólo se hace "cuando hay una crisis de alto nivel".
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