Europa se engancha a la estación espacial con cinco años de retraso
La NASA prevé lanzar hoy el 'Columbus' en el transbordador 'Atlantis'
La Estación Espacial Internacional (ISS) dejará de ser dentro de pocos días una base integrada exclusivamente por piezas rusas y estadounidenses, con la llegada del módulo europeo Columbus, que se lanza con cinco años de retraso respecto al calendario trazado cuando se aprobó el proyecto, hace más de una década. El lanzamiento, en el transbordador Atlantis de la NASA, está previsto para las 22.31 de hoy, hora peninsular.
El laboratorio albergará una decena de unidades de experimentación
Dos días después la nave llegará a la estación, a 400 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre. Más tarde, durante la misión, de 11 días de duración, los astronautas sacarán el Columbus de la bodega de carga del Atlantis y lo engancharán al nodo de conexión Harmony de la ISS.
El buen tiempo en la base espacial Kennedy (Florida) y la ausencia de problemas técnicos significativos horas antes del lanzamiento auguran una partida sin contratiempos del Atlantis.
A los aplazamientos que sufrió el programa durante los primeros años, se sumó, en 2003, el parón completo de los transbordadores de la NASA tras el accidente del Columbia. Esta tragedia, en la que murieron siete astronautas, desbarató todo el calendario de construcción de la ISS. Ahora, más aún que el Columbus tiene que esperar el módulo japonés, el Kibo, cuyo lanzamiento está inicialmente programado para el próximo febrero.
Siete astronautas, todos hombres y dos de ellos de la ESA, se subirán a la cabina del Atlantis, para cumplir la misión al mando del comandante Stephen Frick. El piloto es Alan Poindexter y completan la tripulación Leland Melvin, Rex Walheim, Stanley Love, Daniel Tani y los europeos Hans Schlegel (alemán) y Leopold Leyharts (francés). Leyharts se quedará en la estación hasta febrero del año que viene para ocuparse de la puesta en funcionamiento del laboratorio europeo, y en su lugar regresará a la Tierra Daniel Tani, que está en órbita desde octubre.
Columbus es un cilindro de siete metros de longitud, 4,5 de diámetro y 13 toneladas de peso en la Tierra. Está concebido como un habitáculo que albergará una decena de diferentes unidades de experimentación, cuatro de las cuales van ya instaladas (un banco de ensayos biológicos, otro de fisiología, otro de física de fluidos y uno multifuncional). En su construcción, con el grupo alemán EADS-Astrium como contratista principal, participan empresas de 10 países europeos, incluido España. Alemania es el primer socio (51%), seguido de Italia (23%) y Francia (18%) Su coste, fijado en 650 millones de euros en 1995, ha llegado ahora a los 880 millones.
El Columbus es un laboratorio a disposición de grupos de investigación de todos los países,pero su idoneidad tiene defensores y detractores. Los primeros destacan las muy especiales condiciones de microgravedad que la ISS ofrece, y los segundos argumentan que la ciencia obtendrá un rendimiento bajo en comparación con su alto coste. El debate es similar en EE UU. Menos se cuestiona, sin embargo, la importancia tecnológica y estratégica de la estación espacial como marco de cooperación, sobre todo con Rusia. Además, muchos expertos del sector ven esta base orbital como una plataforma muy útil de cara a la futura exploración de los astronautas lejos de la Tierra, con el regreso a la Luna como primer objetivo.
El Columbus está diseñado para funcionar al menos 10 años.
Modesta participación española
Columbus es un programa opcional de la ESA, es decir, que los países miembros de la agencia se pudieron apuntar o no a él, a diferencia de la participación en los programas científicos, que es obligatoria para todos los países (17) y cuya contribución se fija en función del PIB de cada uno.
Siete empresas españolas (Alter, Eads-Astrium-Crisa, GMV, Iberespacio, NTE, Sener y Tecnalia) han trabajado para este laboratorio europeo, con contratos industriales que suman 29,85 millones de euros. El total de la participación supone un 3,39% del coste total de Columbus, según datos del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (Ministerio de Industria).
Ese porcentaje es aproximadamente la mitad de la contribución española obligatoria a la ESA y muy inferior a su participación, también voluntaria, en el programa Galileo de localización por satélite, que supera el 10% del coste total (3.800 millones de euros) o en los desarrollos de observación de la Tierra. Las aportaciones españolas a Columbus destacan en sistemas electrónicos, software, algunos elementos estructurales y equipos científicos.
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