"Sí quiero" del Congreso a la ley del cine

En un clima de consenso y con pocos puntos de desacuerdo, el pleno del Congreso dio ayer carpetazo al hasta ahora encarnizado proyecto de ley del cine, en una sesión marcada por el buen tono y en la que se rindió un emotivo homenaje a Fernando Fernán-Gómez. Mientras tanto, los restos del actor eran velados a escasos metros de la sede del Parlamento. El proyecto estará listo antes de navidades, según el ministro de Cultura, César Antonio Molina. El grueso del texto se aprobó con 317 votos a favor, ninguno en contra y dos abstenciones. Aparte, se votaron algunas enmiendas presentadas por los grupos de la oposición que no obtuvieron el respaldo necesario. En la tribuna de invitados, espectadores de excepción, como las actrices Marisa Paredes, Pilar Bardem y Asunción Balaguer. Las tres venían de llorar la pérdida de Fernán-Gómez. En pie, se unieron al aplauso de los diputados.

El resultado final fue de 317 votos a favor, ninguno en contra y dos abstenciones

En el Senado, cámara a la que ahora pasa su trámite el texto, se estudiará la mejora de algunos aspectos, como el de concretar la ayuda al sector de la exhibición, en reconocimiento a la obligación de aplicar la cuota de pantalla -proyectar un día de cine europeo por tres de cine norteamericano-, y el de buscar un mayor apoyo al cine de animación.

Todo transcurrió como estaba previsto, tras la tranquila sesión de la Comisión de Cultura de la semana pasada, donde quedaron resueltos los temas que más crispación han causado. Los sobresaltos quedaron en la memoria de los representantes de los distintos grupos parlamentarios que no quisieron olvidar los inicios de una ley que comenzó su andadura con "torpeza", en palabras de la diputada Beatriz Rodríguez Salmones (PP) o "con una clara falta de consenso", según Jordi Vilajona, de CiU.

Pero todo ayer parecía olvidado. Incluso los grupos de la oposición reconocieron -en una sesión en la que el consenso rozó lo empalagoso- el buen hacer y el clima de diálogo que ha propiciado el grupo socialista y el Gobierno para llevar a buen puerto una ley que está llamada a traer nuevas esperanzas al cine. "Es una ley de todos", proclamó satisfecho el diputado socialista Antón Louro, que destacó la aprobación de numerosas enmiendas particulares y otras tantas transaccionadas. También el ministro de Cultura se congratuló de la aprobación de la ley que, tras meses de debate, "se ha enriquecido" y de la que se desprenden "grandes beneficios futuros". "Es una ley que va a ayudar al cine español, a la industria y a nuestra cultura", matizó Molina.

Uno de los puntos discordantes, el de la creación del nuevo fondo de ayuda a las cinematografías realizadas en lenguas distintas al español, que fue enmendado por el PP provocó la votación más reñida de la sesión. El nuevo artículo contó con 187 votos a favor, 132 en contra y una abstención. La creación de este nuevo fondo consiguió la retirada de las enmiendas a la totalidad presentadas inicialmente por CiU y ERC, al considerar que el texto invadía competencias de los Estatutos de Cataluña y Andalucía. Fue precisamente en este punto donde puso toda su ironía y su oposición Rodríguez Salmones. No era la primera vez. Dirigiéndose a los partidos nacionalistas catalanes y también a los socialistas, la diputada dijo: "¡Qué invasión competencial que se arregla con dinero! Ha sido tan descarnado. Es lo menos digno que hemos visto en años".

Todos los grupos resaltaron la importancia de los incentivos fiscales incluidos en el texto -particulares y empresas se podrán deducir un 18% de su inversión en películas- y las medidas para facilitar el acceso de las personas discapacitadas a las salas.

La representante de Izquierda Unida, Isaura Navarro, hizo una encendida defensa del espectador y de los criterios cualitativos por encima de los cuantitativos al valorar las películas. Se congratuló de la aprobación de una enmienda de su grupo por la que se fomenta la creación de cines municipales y de proyecciones de títulos en versión original. Joan Tardá, de ERC, volvió a solicitar que la nueva Agencia Estatal, sustituta del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales, tenga sede en Barcelona.