Musharraf aplasta a la insurgencia radical vinculada a Al Qaeda
El Ejército paquistaní lanza una ofensiva y mata a 120 rebeldes
Al amparo del estado de emergencia, helicópteros artillados paquistaníes bombardean desde hace seis días el valle de Suat, en la provincia fronteriza del noroeste, donde se han hecho fuertes medio millar de insurgentes vinculados a Al Qaeda. El Ejército paquistaní se dispone ahora a desatar una ofensiva por tierra. En los combates han muerto, según el Gobierno, más de 120 rebeldes y cinco militares
Además, mientras soldados e insurgentes combatían, en Parachinar, en la misma zona, un centenar de civiles murieron en los enfrentamientos desatados el sábado entre suníes y chiíes, después de la explosión de una bomba en una mezquita suní. También fallecieron varios policías.
Pakistán ha enviado al valle de Suat otros 1.500 soldados, con tanques, blindados y artillería pesada, en apoyo de los 15.000 miembros de las fuerzas de seguridad que ya había desplegado para hacer frente a los rebeldes de la ilegal Alianza para la Imposición de la Ley Islámica (TNSM), dirigida por el clérigo protalibán Fazlulá.
Según el general Ahmed Pasha, en ese idílico valle hay también una cincuentena de extranjeros terroristas de Al Qaeda, en su mayoría uzbecos y algunos tayikos y árabes. Pasha señaló que confía en volver a abrir Suat al turismo en diciembre.
Fuentes de la inteligencia señalan que rebeldes y potenciales suicidas de Suat y de las zonas tribales fronterizas con Afganistán han penetrado y se han infiltrado por las madrazas de la provincia de Punjab, la más rica de Pakistán. La desestabilización de Punjab podría romper Pakistán.
El general Wahid Arshad dijo a la agencia France Presse que "la operación ya está en marcha" y que "muy pronto" utilizarán fuerzas de tierra para intensificar el ataque. Mientras, el clérigo Rahat Husain, del distrito de Shangla, en el mismo valle, criticó duramente al Gobierno por recurrir a la fuerza.
El avance de la insurgencia en Suat fue una de las razones esgrimidas por el presidente, Pervez Musharraf, para declarar el estado de emergencia, el día 3. El subsecretario de Estado de EE UU, John Negroponte, que el sábado no logró convencer a Musharraf de que lo levantara, también expresó la preocupación de EE UU por la situación en Suat. "Nos recuerda", dijo, "que el país se enfrenta a extremistas violentos".
Antes de abandonar Pakistán, Negroponte dio una conferencia de prensa en la que volvió a insistir en la necesidad de que Musharraf no frene el proceso de democratización. "El estado de emergencia no es compatible con unas elecciones libres, justas y creíbles", declaró.
En Islamabad, mientras tanto, cientos de periodistas volvieron a protestar por las restricciones a la libertad de expresión y por el cierre de las dos cadenas de televisión más populares, Geo y Ary. "Es hora de que [Musharraf] ponga fin a este draconiano reino de terror contra su pueblo, los medios de comunicación y las instituciones, y de que se vaya", señalaba el editorial de The News.
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