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Un enviado de la ONU investiga en Myanmar la represión militar

El relator de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Paulo Sergio Pinheiro, llegó ayer a Myanmar para investigar la represión ordenada por la Junta Militar de las protestas pacíficas del pasado septiembre en las que participaron miles de monjes budistas. Pinheiro tiene previsto visitar a lo largo de cinco días las prisiones del país y determinar, a través de las entrevistas que mantenga, el número de muertos y detenidos ilegalmente. Según el régimen militar, los manifestantes muertos fueron 10, pero la oposición birmana en el exilio asegura que hubo más de un centenar.

Es la primera vez en cuatro años que Pinheiro viaja a Myanmar. Entonces la Junta Militar le prohibió visitar el país. Antes de emprender el vuelo a Yangón (antigua Rangún), el representante de la ONU señaló que si los militares le impiden su trabajo saldrá inmediatamente de Myanmar. "Si no me ofrecen una cooperación total, cogeré el avión y me iré", declaró. Pinheiro posee un historial de relaciones problemáticas con los militares birmanos. Así, en marzo de 2003, abandonó el país tras encontrar un micrófono oculto en una sala en la que mantenía entrevistas con presos políticos. También tuvo problemas un año más tarde, cuando acusó a la junta de aportar "excusas absurdas" para llevar a la cárcel a sus oponentes políticos.

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Esta visita se produce días después de que el enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, se entrevistara con diversos ministros y con la líder opositora, Aung San Suu Kyi. La premio Nobel de la Paz se mostró el viernes "optimista" sobre el diálogo con la junta y la reconciliación.

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