_
_
_
_
Reportaje:

"Como un hotel de tres estrellas"

Tres arquitectos y diseñadores analizan el cambio de despacho del alcalde de Madrid

Daniel Verdú

Las paredes dicen cosas. Los metros -30 más- también. Ya no hay enormes crucifijos ni vetustas lámparas de techo. Penumbra por luminosidad radical. El oscuro amarillento por el blanco. Y, en medio de una renovación de 440 millones de euros, la inquietante presencia de una misma mesa en ambos despachos. Los espacios hablan sobre quienes los habitan. Por eso, entre otras cosas, François Mitterrand pidió a Philippe Starck la decoración del Palacio del Elíseo. Alberto Ruiz-Gallardón, en eso, se ha contenido.

"Hay un cambio de estilo. Del remordimiento español a un estilo hotelero y una renovación, muy de agradecer, de los símbolos que no representan a todos los madrileños", observa el arquitecto e interiorista Andrés Jaque. Se refiere al enorme crucifijo que desaparece en el nuevo despacho. "Pero, en el fondo, son dos espacios muy parecidos. Su organización y su estructura son las mismas", añade.

Más información
Una plaga de roedores en el despacho de Gallardón

Gallardón, consideran los consultados, estará más ancho, pero "ha perdido la oportunidad de innovar". El nuevo espacio, aunque más cómodo, es menos auténtico. "Creo que son fundamentalmente iguales. La tipología es estrictamente la misma. Por su distribución. Es una actualización estilística, pero no programática", apunta Josep Bohigas, arquitecto y diseñador.

A Bohigas le llama la atención "la pérdida de la chimenea del despacho de la Casa de la Villa". "Algo inútil, pero que le da un carácter doméstico y tradicionalmente burgués. Incluso tenía restos de hollín", ironiza. ¿Y el nuevo despacho?: "Más frío, más soleado y lo más importante, ubicado en una esquina. Eso permite abordar la ciudad de forma distinta. Lo de reciclar la mesa del espacio de recepción no sé si es tacañería, romanticismo... El único mueble que reconozco es la lámpara de Castiglione, con la que sustituye la cruz por el arco".

Ariadna Cantis, arquitecta, percibe cierta añoranza del alcalde respecto a su despacho de la Puerta del Sol, cuando era presidente de la Comunidad. "Son similares. Hay un cierto deseo de sustituir una decoración regionalista por una más importante. Cierta añoranza de aquel espacio perdido".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los muebles no convencen a Cantis. "No son ninguna demostración de modernidad. No es un espacio contemporáneo, a pesar de estar pintado de blanco. Es espantoso el mueble bajo que tapa la calefacción, parece de un hotel de tres estrellas o una cocina de El Corte Inglés", señala.

Jaque se atreve a imaginar el despacho perfecto. "Debería ser un lugar en el que se probasen formas novedosas de recibir a sus interlocutores, usos más complejos de la energía o códigos figurativos estimulantes. Podría ser también un gran observatorio de la ciudad desde el que el alcalde pudiese ver lo que ocurre con los nudos de tráfico o con los túneles, y al mismo tiempo enterarse de en qué momento llega el último avión al aeropuerto de Barajas o cuándo florecen los rosales del Capricho".

Arriba, el despacho del alcalde en la casa de la Villa. Debajo, el nuevo situado en Cibeles.
Arriba, el despacho del alcalde en la casa de la Villa. Debajo, el nuevo situado en Cibeles.uly martín

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_