Los fabulosos cuatro resucitan
Un 'Help!' restaurado muestra sorprendentes imágenes inéditas de los Beatles
Durante la mayor parte de su (breve) vida, los Beatles parecían infalibles. Su primera película, ¡Qué noche la de aquel día! (1964), resultó un fabuloso banderín de enganche para el pop: cien mil grupos se formaron tras ver sus peripecias. Perseguidos por las fans y enfrentados al pasmado sistema social inglés. También fue un gran éxito de taquilla y permitió que su director, Richard Lester, dispusiera del doble de presupuesto para Help! (1965), un filme rodado en varios países y en vistoso color.
Treinta y dos años después, Help! vuelve a circular en todo su esplendor pop. Una versión restaurada se estrenará en pantallas grandes de Madrid (Cinesa Proyecciones) y Barcelona (Diagonal). Y el 6 de noviembre EMI lanza un doble DVD que incluye una escena inédita (como lo son las imágenes que ilustran esta página), tráileres y documentales. Existirá también una voluminosa opción de lujo, que suma un libro conmemorativo y una reproducción del guión de trabajo de Lester.
Hoy, el director recuerda que estaban "determinados a evitar una versión en gama alta de ¡Qué noche la de aquel día!, que era un documental ficticio de la vida de los Beatles". "Preferimos, por el contrario, una fantasía pop art, dentro de la cual pudiéramos jugar con el estado de Gran Bretaña en 1965, que el primer ministro Harold Wilson había descrito como una sociedad moderna, fascinada por el calor blanco de la tecnología. Antes del hippismo, de las guerras del petróleo, de Vietnam y del 68, había en Inglaterra un exuberante colchón de buen humor. Si la película parece inocente, todos nos declaramos culpables: las canciones eran estupendas y filmarlas fue un gustazo".
El cineasta minimiza lo que fue un tarea delicada: los Beatles se negaban a cualquier tópico -"nada de tocar en el baile del instituto", gruñó George Harrison-, pero tampoco resultaba factible recrear su existencia como adultos que bebían, se drogaban y fornicaban. Finalmente, Lester halló Eight arms to hold you, un guión escrito originalmente para Peter Sellers. Los "ocho brazos" del título hacían referencia a la estatua de la diosa Kali, cuyos seguidores deben recuperar un anillo -que ahora usa Ringo Starr- para desarrollar un sacrificio ritual.
Los músicos se tomaron el proyecto como unas vacaciones. Help! se hizo en medio de una nube de marihuana. Eso explica un curioso incidente: en ruta hacia las Bahamas, el avión alquilado que llevaba a los Beatles y al equipo paró en Nueva York. Se les explicó que debían pasar aduanas y se negaron tajantemente a moverse de sus asientos de primera clase.
Liverpool en las Bahamas
Su estancia en las islas tampoco estuvo exenta de conflictos. Richard Lester recuerda la aparición de dos bellísimas mujeres, con idénticos trajes de baño negros, que ofrecieron heroína -y sus cuerpos- a Paul McCartney. El músico las rechazó y Lester respiró aliviado. El gobernador de las Bahamas invitó a una cena oficial a sus visitantes y allí, según contaría John Lennon, fueron humillados por ese tipo de ingleses que disfruta alardeando de su educación. La velada fue todo menos un éxito.
También contactaron con un discípulo de la meditación trascendental. Durante el rodaje, Harrison descubrió el sitar e inició su aproximación a la cultura de la India, que colorearía su trayectoria. Curiosamente, la película se esforzó en evitar que los malos que persiguen a Ringo se identificaran como hindúes: en la escena del restaurante, se añadieron elementos árabes y en todo momento se habla vagamente de "orientales". No se trata de un ejemplo prematuro de corrección política, sino de pura precaución empresarial: EMI, la discográfica, mantenía una próspera sucursal en la India y United Artists, como el resto de los estudios, tenía dificultades para repatriar sus beneficios en el subcontinente.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.