Bush rechaza todo diálogo con el régimen cubano
El presidente de EE UU anuncia un fondo de ayuda para la transición
El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció ayer la creación de un fondo de ayuda económica y otros incentivos para el desarrollo de Cuba, pero condicionó todo ello a la puesta en marcha de una verdadera transición hacia la democracia en la isla.
Hasta que ese momento llegue, advirtió Bush, el embargo económico continuará y EE UU no hará concesiones ni aceptará negociaciones que sirvan para encubrir meros cambios cosméticos tras la completa desaparición de Fidel Castro del escenario político.
"Los disidentes de hoy serán los líderes de mañana", dice el presidente
El discurso fue transmitido por la radio y la televisión Martí para la isla
Esta declaración, culminada con el grito en español "¡Viva Cuba libre!", es la primera hecha por Bush sobre la situación cubana en más de tres años y la más importante hasta la fecha destinada a sentar la posición de EE UU ante el próximo advenimiento del sucesor designado por Castro, su hermano Raúl, como nuevo presidente.
Dirigiéndose a los embajadores extranjeros presentes en el acto, entre ellos el de España, Carlos Westendorp, el presidente estadounidense aseguró que su Gobierno "no va a aceptar un diálogo con la tiranía con la excusa de la estabilidad, ni va a participar en ninguna iniciativa que pretenda darle oxígeno a este régimen para seguir actuando contra su propio pueblo".
"Éste es el momento", recordó Bush, "de apoyar al movimiento democrático que está surgiendo en la isla, es la hora de estar al lado del pueblo cubano que demanda su libertad. Éste es el momento de que el mundo deje a un lado sus diferencias y se prepare para una transición de los cubanos hacia un futuro de libertad y de progreso".
No es accidental que el discurso haya sido pronunciado en el Departamento de Estado, en Washington, para llamar la atención al Gobierno cubano y a los demás Gobiernos del mundo interesados en la transición cubana, en lugar de haberlo hecho en Miami, donde reside el grueso de una comunidad de cerca de un millón de cubanos.
En ese mensaje a la comunidad internacional, Bush puso como modelos de la política a seguir a la República Checa, Hungría o Polonia, que patrocinan lo que en Europa se conoce como "línea dura" frente a La Habana, y descalificó, sin citar a España ni a otros países, a quienes potencian el diálogo con el régimen cubano en perjuicio de la relación con los disidentes. "Los disidentes de hoy", advirtió Bush, "serán los líderes de mañana, y cuando llegue la libertad, esos disidentes seguramente recordarán quiénes supieron estar a su lado". Bush insistió en que la existencia en Cuba de "las libertades fundamentales" y la garantía de "unas elecciones libres en las que se pueda verdaderamente decidir" es la base mínima sobre la que se moverá EE UU para decidir futuros cambios en su política sobre Cuba.
"Si esos cambios se producen", repitió Bush en varias ocasiones, EE UU está dispuesto a ayudar a Cuba en varios frentes. El presidente anunció que había ordenado a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y a su secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, un nativo cubano, que pongan en marcha, en coordinación con otros países, un fondo de ayuda económica que entre en vigor inmediatamente después de la caída del actual régimen en Cuba.
Asimismo, Bush prometió que, "si esos cambios se producen", EE UU facilitará ordenadores y acceso a Internet para que los cubanos puedan sumarse a la revolución tecnológica ocurrida en otras partes del mundo, e incluirá a los estudiantes cubanos en los programas de becas para estudiar en escuelas y universidades estadounidenses.
Bush aprovechó el hecho de que el discurso fuese transmitido por la radio y la televisión Martí -canales del Departamento de Estado que emiten para Cuba cuando logran burlar los sofisticados sistemas de control de la isla- para dirigirse directamente al pueblo cubano, especialmente a los militares, policías y funcionarios "que un día creyeron en la revolución". "Se acerca el día", dijo, "en que tendrán que elegir entre seguir apoyando esa revolución fracasada reprimiendo a los ciudadanos o sumarse a los deseos del pueblo por la libertad". "El paraíso socialista ha quedado convertido en el Gulag tropical", afirmó.
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