El agudo, la línea y la presión
No es cuestión de ponerse estupendos porque sí, pero la verdad es que Madrid puede presumir de ser una de las ciudades del mundo con una programación de mayor riqueza en el apartado de recitales y conciertos líricos. Esto en un país sin una tradición musical de primer rango tiene mucho mérito. Vean ustedes. En el teatro de la Zarzuela comienza mañana, con todas las entradas agotadas, la 14ª edición del Ciclo de Lied con Matthias Goerne (acompañado al piano nada menos que por Elisabeth Leonskaja), Angelika Kirchschlager, Anne Schwanewilms, Mark Padmore, Susan Graham, Christian Gerhaher, José van Dam, Diana Damrau y Waltraud Meier. En el Real, también con todo vendido, José Bros comenzó anteayer una serie por la que pasarán Cecilia Bartoli, Natalie Dessay con Laurent Naouri, Inva Mula y Roberto Alagna. El reparto de funciones atribuye el lied a la Zarzuela y la ópera al Real. Suele cumplirse casi a rajatabla. Se ha creado en Madrid un público para el canto. Los espectadores sienten cerca a los artistas y se funden con ellos. El tenor catalán José Bros agradeció en el Real al respetable su "cariñosa" acogida. Ciertamente tiene poco que ver con los comportamientos habituales en la ópera este clima de efusividad.
José Bros
Obras de Mercadante, Bellini y Donizetti. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Friedrich Haider. Ciclo de Grandes Voces. Teatro Real. Madrid, 5 de octubre.
Calentó motores el director musical Friedrich Haider en unas declaraciones previas a Abc señalando a Bros como el sucesor de Alfredo Kraus. Le hizo un flaco favor al tenor, al poner las exigencias en otro listón. Por mucho que el cantante tratase de desmarcarse y reivindicase su propio estilo -su discreción y su humildad siempre han sido ejemplares-, acusó la presión escénica. Su categoría artística no estuvo anteayer a la altura de lo que en él es habitual. Pendiente de los agudos, del éxito, perdió sutileza, y su fluidez natural se resintió. Cuando al final se quitó la rigidez de encima y se abandonó al melodismo de Roberto Devereux, pongamos por caso, e incluso de Anna Bolena, su faceta artística salió a flote con el encanto a que nos tiene acostumbrados. Lo curioso es que empezó de una forma muy prometedora con Mercandante, pero en Bellini, y en especial en la piedra de toque que es A te o cara, de I puritani, la belleza extraterrestre y delicada de estas paginas no aparecía por ninguna parte. Malditos agudos: se tragaron la línea belcantista. Lo fácil sería decir que Bros es un cantante de ópera más que de recital. Lo es, desde luego, pero su recital podía haber tenido una magia que no tuvo, simplemente aplicando sus cualidades habituales y dosificándolas con más chispa. El Coro y la Sinfónica de Madrid respondieron con disciplina y profesionalidad a las indicaciones de Haider. Su planteamiento charanguero de Donizetti tuvo su gracia, casi con un aire de polca vienesa. En fin, fue una velada estimable, pero...
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