Lavadoras con segunda vida
Una cooperativa de personas en dificultades vende en Ortuella electrodomésticos reciclados
La empresa Mondragon Innovation & Knowledge (MIK), del Grupo Mondragón, ha puesto en marcha una planta de reciclaje de electrodomésticos en la localidad vizcaína de Ortuella. Es el primer proyecto de este tipo en España que se centra en los electrodomésticos y que funciona como cooperativa. Sus socios trabajadores proceden de colectivos con dificultad para acceder al mercado laboral, como mujeres y desempleados de larga duración. "Es un modelo pionero. Que sean socios es clave, porque se sienten parte de la empresa", afirmó ayer el coordinador de la iniciativa, Iñigo Urkin.
La Cooperativa Ekorrepara recibe los electrodomésticos a través de los puntos limpios (los llamados Garbigune), las recogidas a domicilio y en la calle, gestionadas por los ayuntamientos, y los que reciben los centros comerciales. Tras seleccionar los aparatos útiles (los que no tienen arreglo se aprovechan para piezas o los reciclan), repararlos y limpiarlos, se venden al gran público tanto en la propia empresa, situada cerca del Museo Minero, como en los puntos de venta de Emaús, una de las organizaciones que colabora con la iniciativa, junto con Rezikleta y Cáritas.
De esta forma, la empresa cumple con dos objetivos, explicó Urkin a los medios en una visita guiada por la planta: "Dar trabajo a personas con problemas de inserción laboral y contribuir a la reducción de residuos muy contaminantes". Ekorrepara, que abrió sus puertas al público el pasado julio, arregla una media de noventa aparatos al mes y sus responsables esperan vender unos 50 en el mismo periodo.
Sus precios no superan el 30% del valor del producto en el mercado. En el edificio se exhiben neveras y lavadoras por 100 euros y, el producto más exitoso, un microondas por sólo 15. La oferta se completa con lavaplatos, televisores, incluso reproductores MP4 y, próximamente, ordenadores. Todos los productos cuentan con una garantía de un año. Los trabajadores los llevan al domicilio del comprador, lo instalan y explican su funcionamiento, "una de las partes más problemáticas porque no traen libros de instrucciones", apunta Txelio Alcántara, responsable de la planta.
Los beneficios que se obtengan de las ventas se reinvertirán en las instalaciones y, presumiblemente, en ampliar la plantilla, para los que se contará con personas de otros colectivos, como jóvenes, mayores de 45 años o inmigrantes, elegidos de las bolsas de trabajo de ONG e instituciones. Las dos mujeres y dos hombres empleados en la actualidad, que cumplían el requisito de llevar más de seis meses en el paro, fueron seleccionados por Cáritas a través de los servicios sociales de Bilbao y Ortuella. Los trabajadores tienen un contrato de un año sujeto a renovación y cobran el salario establecido por el convenio del sector del reciclaje.
Una de ellas es Cristina García, una andaluza afincada en Ortuella, que llevaba meses en paro tras haber trabajado en supermercados. "Yo de lavadoras sólo sabía pulsar el botón para ponerlas en marcha. Ahora he adquirido muchos conocimientos, me atrevo a arreglar todo", dice, mientras muestra orgullosa algunos de los sistemas de reparación que ha diseñado ella misma. Recuerda que "fue muy duro" el curso de formación que siguieron durante nueve meses. "Eran siete horas al día, con la falta de costumbre de estudiar y teniendo que aprender mucha electricidad". Pero se muestra "muy satisfecha" con la experiencia, sobre todo porque el horario intensivo le deja la tarde libre para estar con sus hijas.
Ekorrepara es una de las tres iniciativas que ha impulsado el proyecto Equal-Ariadna, que desarrolla el MIK con fondos europeos y subvenciones de las instituciones vascas. Hoy se presenta oficialmente en un congreso en el Museo Guggenheim de Bilbao, en el que expertos de Inglaterra y Francia compartirán experiencias similares. Las otras iniciativas, que aún se están desarrollando, son una cooperativa de informática gestionada por jóvenes, y un centro de asistencia a enfermos de alzheimer en fases iniciales, ya que los servicios de salud centran sus ayudas en pacientes en estados avanzados.
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