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Reportaje:

El milagro de la reproducción

Venecia vuelve a poseer 'Las bodas de Caná', de Veronés, gracias a la tecnología digital

En la misma sala del Louvre que alberga a Mona Lisa, el tiempo transcurre igual para el gigantesco cuadro de Paolo Veronés Las bodas de Caná, realizado en 1563 para un convento de Venecia. Pero el 11 de septiembre de 1797, las tropas de Napoleón se apoderaron de la obra y para facilitar el transporte a París de la gran tela -6,8 por 10,4 metros- se dividió en pedazos. Después de 210 años, la pintura ha regresado a Venecia, donde Veronés la concibió. El milagro se debe a una reproducción idéntica, creada con tecnología digital por el taller Factum Arte, que dirige en Madrid el artista inglés Adam Lowe.

Las bodas de Caná es considerada una de las grandes obras maestras universales. Inicialmente, Paolo Veronés (Verona, 1528-Venecia, 1588) pretendió crear un fresco, pero la humedad y la sal de la ciudad de los canales le impidieron usar esa técnica. "Para garantizarle una vida más larga creó la ilusión de un fresco: protegió con una tela especial el muro donde fue colocado, trató la superficie con yeso y utilizó pequeños pigmentos de color, óleos y resinas para dar la ilusión que buscaba", relata Lowe, quien da los últimos retoques a la reproducción antes de ser instalada en el lugar que el célebre arquitecto Andrea Palladio diseñó para la obra: el cenáculo de un convento en la isla de San Giorgio, hoy propiedad de la Fundación Cini.

El tema de la pintura es el primer milagro atribuido a Cristo durante la fiesta de una boda en Caná, Galilea. Decenas de personajes se mueven dentro de una escenografía arquitectónica clásica.

Una fiesta profana

En el centro, Cristo y María; a su alrededor, una fiesta profana. A simple vista, es casi imposible determinar cuál es la copia y cuál el original. "Si es que se puede llamar original a la mayor pintura que conserva el Louvre", advierte Lowe.

"A este cuadro le han sucedido muchas cosas. Primero, las tropas de Napoleón lo arrancaron de la pared y lo rompieron. Luego, descubrimos que la restauración de 1854 fue difícil pues algunas partes del original fueron rasgadas, lo que eliminó un porcentaje de la autenticidad de la pintura. Y en la última restauración, de 1992, no se sabe por qué el traje de un personaje que aparece en primer plano y que Veronés pintó de verde, se cambió por rojo. Ha sido muy difícil tratar de entender cómo diferentes personas y en diferentes épocas han intervenido en la pintura".

El equipo de Lowe ha resuelto los enigmas así: "Nuestra reproducción es idéntica al cuadro en sus condiciones actuales. Trabajamos como un forense: unir todas las evidencias para entender qué ha sucedido en tantos años". Poco después, Lowe comenta con ironía: "Algunos creen que los ordenadores lo hacen todo, pero no es cierto, sólo facilitan el trabajo".

El cuadro llegó a Venecia en verano en 10 dimensiones diferentes, unidas como el original del Louvre. La copia ha sido montada sobre un panel de yeso de una tonelada. Y así, desde el pasado martes, Las bodas de Caná está en la pared donde debía estar. Además, una muestra en la Fundación Giorgio Cini de Venecia cuenta al detalle las fases de la reproducción.

Reproducción digital de <i>Las bodas de Caná,</i> de Veronés.
Reproducción digital de Las bodas de Caná, de Veronés.FUNDACIÓN GIORGIO CINI

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