Nunca aceptó autoinculparse
Después de trabajar 13 años en el hospital de Tarhuna, a 65 kilómetros de Trípoli, Cherveniashka fue destinada en 1997 al hospital pediátrico de Bengasi. Casada con Emil Uzunov y madre de dos hijas, la súbita pérdida, en 1999, del contacto con su familia llevó a su marido a buscarla y ser el primero en denunciar públicamente las detenciones. De 52 años, jamás aceptó firmar ninguna confesión de culpa pese a los golpes de sus captores, según dijo posteriormente.
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