Sobre el 'efecto llamada' del maltrato

En relación con el artículo El falaz 'efecto llamada' del maltrato, aparecido en EL PAÍS el pasado 14 de julio y en el que se citan contenidos de la entrevista telefónica mantenida con la periodista firmante del mismo, considero oportunas las siguientes precisiones. La primera es de carácter técnico. Frente a una tasa global aproximada de unos 70 casos por año, el dato observado durante el periodo 2003-2007 de que en el 50,4% de los casos ocurre un nuevo suceso dentro de los tres días siguientes al anterior se aproxima en gran medida, de hecho, al valor que estadísticamente cabría esperar bajo la hipótesis de que sucesos previos no influyen sobre la ocurrencia de nuevos sucesos; en consecuencia, este dato no justificaría por sí mismo la sospecha de un cierto efecto llamada (a corto plazo). Sin menoscabo de lo anterior, lamento que se haya reflejado literalmente y de forma significativa el comentario "tres días constituyen más del 50% de cinco", apreciación que tenía un propósito meramente indicativo sobre las magnitudes relativas de tiempo implicadas y que, fuera de contexto, pudiera malinterpretarse como un pretendido argumento de rigor.

Por otra parte, la experiencia demuestra que, en el análisis de situaciones reales complejas, la posibilidad de que se "monten" o "desmonten" tesis significativas con argumentos científicos simples suele ser excepcional. Volviendo al problema considerado, la derivación de conclusiones científicamente sólidas y su consiguiente interpretación contextual requeriría, en particular, un análisis estadístico pormenorizado a partir de la secuencia completa de sucesos registrados, eventualmente diferenciando características discriminatorias, y en el contexto de un análisis global interdisciplinar (e.g. sociológico, psicológico, jurídico).

Ya no como estadístico, opino que las informaciones abiertas sobre casos de violencia de género que nos transmiten los medios de comunicación, y con la posible excepción de su tratamiento por algunos medios sensacionalistas, que sí sería argumento a favor de la necesidad del consenso de un código deontológico de referencia, lejos de generar un efecto llamada, entendido como efecto global, contribuyen al desarrollo de una conciencia social sensible y activa frente a este problema.