¿Cuánto vale llevar una casa?
El valor económico de las tareas domésticas elevaría el PIB catalán un 40%
Preparar el desayuno, llevar a los chavales al cole e ir al mercado para tener el frigorífico lleno. Atender a los abuelos y preparar la comida. Barrer, fregar, planchar, coser. Regar las plantas, sacar a pasear al perro... ¿Se ha preguntado alguna vez cuánto cuesta llevar la casa? ¿El valor económico de las tareas domésticas? La Generalitat ha calculado, con datos de 2001, que 73.850 millones de euros. Si aflorara en las estadísticas económicas elevaría el producto interior bruto (PIB) catalán un 40%. Es decir, si el trabajo familiar doméstico se remunerase -con 12.000 euros anuales, el sueldo medios de los empleados de servicios personales, de acuerdo con el criterio de Eurostat-, aportaría el 40% de la riqueza.
Coincide con algunos resultados de estudios similares en otros países (veáse cuadro). Pero si se calculara con datos de hoy, el porcentaje sería inferior. No porque se haya descuidado la casa, sino porque muchas de las tareas ya no se hacen en el hogar, se han externalizado, "se hacen a través del mercado", como señaló el consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells.
Organizar y elaborar la nutrición es la tarea a la que se dedica más tiempo y tiene un valor añadido de 22.000 millones de euros (el 40,5% del total). Las atenciones y cuidados a otras personas representan el 27,5% y las que tienen que ver con el cuidado del hogar (limpieza, mantenimiento) el 23,8%.
Pero cada vez se come más fuera de casa, por ejemplo o se compra comida preparada. Gracias también a más de una década de bonanza macroeconómica ininterrumpida, las familias que han podido permitírselo han ido contratando asistentes del hogar. La Ley de Dependencia, otro caso, liberará -previo copago- a muchas familias de cuidar de sus familiares más necesitados.
Más faena que en el trabajo
Son tres ejemplos que harán que el trabajo doméstico, "invisible, pero necesario para que exista mercado y fuerza de trabajo", según Cristina Carrasco, una de las autoras del estudio junto a Mònica Serrano, vaya desapareciendo. Es un alivio, puesto que se trabaja más en casa que en el trabajo. Dedicamos 21 minutos más de media al día a las tareas del hogar que al trabajo remunerado.
Son conclusiones de un estudio sobre la producción doméstica en los hogares catalanes presentado ayer -en clave feminista- por Castells; la consejera de Acción Social y Ciudadanía, Carme Capdevila; la presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres, Marta Selva, y la directora del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), Anna Ventura. Es fruto de la actualización de las Tablas Input-Output, una herramienta de cálculo que analiza el impacto de una actividad en toda la economía. Las que han permitido saber que Seat genera el 1,5% del PIB catalán y el 5,1% del empleo industrial, y que el 35% de la producción vinícola depende de Freixenet. En breve se analizará el impacto económico de la cultura y de la vivienda.
El trabajo ahonda en la discriminación de la mujer en la sociedad. Las féminas no sólo cobran menos que los hombres, sino que trabajan más. En la medida que se ocupan del hogar más que los hombres (veáse cuadro), al cabo del día acaban trabajando -tanto en casa como fuera- una hora más que los hombres.
El conocimiento de estos datos es "básico para modificar la percepción social de la importancia del trabajo no remunerado y para alcanzar la equidad en su distribución", coincidieron en destacar Capdevila y Selva. Un dato revelador: incluso las mujeres con empleo trabajan 1 hora y 20 minutos más en casa que los hombres sin empleo.
DATOS DEL HOGAR
Dedicamos 21 minutos más de media al día a las tareas de casa que al trabajo remunerado.
Se emplea mucho más tiempo en comprar y preparar la comida, que en cuidar a personas dependientes y mantener la casa limpia y en orden.
Las mujeres trabajan, a diario, una hora más que los hombres. Incluso las que tienen empleo, dedican 1 hora y 20 minutos más a la casa que los hombres parados.
En casa no hay sinergias: cuando una mujer vive en pareja trabaja más que sola. En un hombre es al revés.
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