El aislamiento asfixia a Gaza
"Gaza es como una gran cárcel donde el jefe de los presos se ha armado, y por eso los carceleros nos ponen condiciones más duras", comenta Mohamed, vendedor sin mercancías y uno de los 1,4 millones de palestinos que malviven en la franja. A raíz de la toma del poder por el grupo islamista Hamás, hace un mes, esta zona de 360 kilómetros cuadrados, una de las más pobladas del planeta, es un área bloqueada y afronta, según la agencia de asistencia a los refugiados palestinos de la ONU (UNRWA), un caos humanitario.
El 60% de la población de Gaza está en el paro y dos tercios sobreviven bajo la línea de pobreza. La UNRWA, que gestiona ocho campos con 825.000 refugiados, calcula que la cifra de habitantes que necesitan ayuda ha aumentado un 40%. "Es cierto que ahora con Hamás la gente se ha vuelto más religiosa o al menos así lo exhibe en las calles. Pero yo muchas veces me veo rezando más a la UNRWA", dice con resignada ironía Alí Zada, un desempleado.
El 75% de la industria está paralizada y unos 70.000 trabajadores han sido despedidos
Hamás no reconoce al Estado de Israel y éste, junto a Estados Unidos y la Unión Europea, boicotea al Gobierno islamista desde que ganó las elecciones en 2006. El embargo se ha vuelto asfixiante tras la expulsión de las fuerzas leales al presidente Mahmud Abbas, único interlocutor palestino reconocido por Israel y la comunidad internacional. La ONU ha pedido a Israel que abra con mayor frecuencia los pasos que controla.
Portavoces israelíes aseguran que, desde mediados de junio, han permitido la entrada de 40.000 toneladas de alimentos, cargados en 1.500 camiones. "El 10 de julio, Hamás lanzó 11 proyectiles de mortero contra el paso de Kerem Shalom para evitar su apertura", acusa el general israelí Yosef Meshalev. El cierre de Karni, que conecta Israel y la franja de Gaza y del que depende gran parte del comercio palestino, está causando estragos. El 75% de la industria está paralizada, y de los 3.900 talleres y fábricas, 2.900 han tenido que cerrar sus puertas. Resultado: unos 70.000 trabajadores despedidos, cuando cada uno de éstos mantiene una media de nueve personas.
Los niños son los que pagan el precio más alto por el bloqueo. La desnutrición infantil crece en Gaza. Mohamed Telbani, propietario de una empresa de galletas, ha despedido en pocas semanas a 250 de sus 400 trabajadores. "El cierre me está matando y me deja sin clientes en Cisjordania. Además, la capacidad de compra local se ha reducido", lamenta.
Al margen de Israel y Hamás, el tercer actor en el drama que padece Gaza es Egipto y el paso de Rafah, la única puerta que tienen los palestinos para salir al mundo. Las autoridades egipcias lo cerraron el 9 de junio, dejando a 6.000 palestinos esperando a la intemperie en su territorio. Según el Ministerio de Información, otros 30.000 esperan en otros lugares de Egipto. Hamás dice que al menos 25 personas han muerto por falta de asistencia médica.
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