Guiños

Está bien eso de lanzar determinados guiños al electorado catalán por parte del Gobierno central a propósito del debate sobre el estado de la nación en el Congreso de los Diputados. En general, se han dado garantías de un desarrollo pleno de su flamante Estatuto y, en particular, sobre el grado de inversiones realizar e, incluso, de futuras transferencias a materializar como, por ejemplo, las del Servicio de Cercanías de Renfe. Son medidas eficaces y de impacto en busca de la complicidad necesaria para conseguir los apoyos adecuados con vistas a las próximas elecciones generales. Así lo reconocen los dirigentes socialistas que, puestos a buscar aliados, estrechan relaciones, de nuevo, con CiU. Se asegura que se trata de una estrategia perfectamente diseñada para mimar el granero de votos socialistas que se encuentra tanto en Cataluña como, también, en Andalucía.

Y es aquí donde, precisamente, se echa en falta el mismo tipo de señales con respecto a la comunidad andaluza. Tal vez sea porque se consideran muy seguros de la fidelidad que cosechan en Andalucía, compromiso tras compromiso en las urnas, pero lo cierto es que no se ha evidenciado, al menos en ese debate, un esfuerzo especial para que se visualice esa corresponsabilidad que deben tener con respecto a esta tierra. Aunque, a lo mejor, lo que ocurre es que pecamos de impacientes y debemos aguardar a un mejor momento para recordar la fortaleza y la capacidad decisoria de Andalucía para configurar mayorías de gobierno en Madrid, tanto o más que la misma Cataluña.

De modo que, puestos a esperar, será cuestión de comprobar la verdadera intención de mimar a Andalucía por parte del Ejecutivo central en el momento clave al que nos acercamos como es el de la confección de los próximos Presupuestos Generales del Estado para 2008. Dado que el mismo Zapatero ha anunciado que está dispuesto a agotar su legislatura, tendrá que afrontar su recta final con nuevas cuentas. Y aquí es donde se tienen que plasmar, con cifras concretas y bien claras, los guiños que se deban hacer al electorado andaluz. Lo tienen muy fácil. Inversiones en infraestructuras, tal y como lo marca el nuevo Estatuto, conforme al peso de la población andaluza en todo el Estado; anticipo, al menos, para saldar la deuda histórica y algún que otro gesto que indique, definitivamente, que con Andalucía van a por todas, sin dejar ningún lugar a dudas.

Así que mientras que en Cataluña siguen con el ruido habitual con el que acompañan su debate político, con demandas, por cierto, de dimisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, por considerar que les discrimina a favor de Andalucía, precisamente lo contrario de lo que aquí piensan otros, resulta que, con la discreción que viene caracterizando a los gobernantes andaluces, comienzan, esta semana, a apretar en Madrid los tornillos correspondientes para que tengan en cuenta lo que aquí se juegan. En efecto, parece que son conscientes de la trascendencia de obtener un buen resultado en esta tierra. Sólo hace falta que actúen en consecuencia.