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El líder del PP y Aznar compiten en dureza contra la política antiterrorista de Zapatero

Rajoy ve "milagroso" que la policía actúe y el ex presidente dice que ETA tiene suerte con el PSOE

Carlos E. Cué

Mariano Rajoy y José María Aznar nunca dan dos discursos en un mismo lugar. La última vez en un acto masivo fue en el congreso de 2004, y el ex presidente arrasó en el aplausómetro. Ayer no hubo acto conjunto, pero sí dos discursos en Bilbao -mañana y tarde- en los que compitieron en dureza contra la política antiterrorista de Zapatero. Mientras el líder del PP consideró "milagroso" que la policía mantenga su capacidad operativa tras la confusión generada por el presidente, Aznar comparó la traición de los nacionalistas con el Pacto de Lizarra, que en su opinión dio aire a ETA, con el "oportunismo" de Zapatero que ha permitido a la banda "escapar a su derrota". "ETA ha tenido suerte" con este Gobierno, dijo.

Bilbao vivió ayer, cuando se cumplían 10 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco, dos actos centrales del PP y su entorno, muy distintos pero con un eje común: todos los oradores, políticos como Jaime Mayor Oreja, periodistas como Isabel San Sebastián o víctimas como Marimar Blanco, la hermana del concejal asesinado, intercalaron discursos emocionados y emocionantes sobre la tragedia vivida en Ermua con ataques sin cuartel al presidente del Gobierno y su política antiterrorista. La periodista San Sebastián resumió la sensación de este grupo: "Hace 10 años había unidad inquebrantable, hoy división. Donde había lealtad hoy hay traición. Donde había firmeza, apaciguamiento. Algunos seguimos aquí, no hemos abandonado a Miguel Ángel. Somos menos, es verdad, pero somos fuertes, somos mejores y vamos a ganar".

Por la mañana, Rajoy, rodeado de los jóvenes de Nuevas Generaciones, evitó por completo las críticas al nacionalismo vasco que dominaron las intervenciones de la tarde. Pero insistió en el ataque a Zapatero. El líder del PP había dicho tras la ruptura de la tregua de ETA que él apoyaría a Zapatero si, como anunció, era "implacable" con la banda. Sin embargo, ante la ola de detenciones de etarras, el jefe de la oposición se limitó a decir que los errores de Zapatero han llevado a un desenlace ruinoso y a considerar "milagroso que, en medio de esta confusión [generada por el presidente], la Guardia Civil y la policía conserven su capacidad operativa". Rajoy mostró su apoyo a las fuerzas de seguridad, pero no al Gobierno que las dirige, y sostuvo que el presidente no ha cancelado del todo el "proceso".

Por la tarde, Aznar, en un gran acto en el palacio Euskalduna, rodeado de la cúpula del PP -y la socialista Rosa Díez-, pero con la notable ausencia de Rajoy, que se marchó de Bilbao en cuanto terminó su intervención, recibió un baño de afecto. Incluso una mujer le llegó a gritar "Aznar, vuelve". Y él respondió: "No he oído nada".

Rajoy, 250; Aznar, 1.000

Si Rajoy había reunido a 250 jóvenes, Aznar congregó a más de 1.000 personas -en su mayoría veteranas- para recibir el Premio a la convivencia Miguel Ángel Blanco. El ex presidente, que autorizó los contactos con ETA y acercó a 160 presos unos meses después del asesinato, mostró toda su crudeza con el Gobierno, pese a todo, menor que la agresividad mostrada por víctimas como Mikel Buesa o la propia hermana de Blanco.

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Aznar situó en el mismo plano el pacto de Lizarra y el intento de final dialogado de la violencia protagonizado por Zapatero. "La banda terrorista ha tenido suerte", explicó. "Porque cada vez que ha sido empujada al borde de su derrota, han aparecido para rescatarla de ese destino una legión de oportunistas muy escasos de escrúpulos, siempre pensando que podrían sacar algo que les beneficiara impidiendo que esa derrota se consumara. Ocurrió en 1998 con un pacto incalificable en el que el nacionalismo hacía suyos los objetivos políticos de la banda. Y ha vuelto a ocurrir ahora. ETA ha visto cómo se abría una vía para escapar a su derrota en virtud de un cálculo oportunista y falso, pero no de un partido que se define a sí mismo como extraconstitucional, sino del propio Gobierno de la nación". Dentro de esta visión pesimista de la situación, Aznar sostuvo que la "traición" de Zapatero ha dejado al Estado bajo mínimo y animó a los suyos a resistir.

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