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El reto de la igualdad efectiva

"No puedo resolver problemas con las mismas herramientas que los crearon". Esta frase de Einstein le sirve a la profesora Myrtha Casanova, del Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad, para argumentar la necesidad de acudir a "estrategias innovadoras" para resolver nuevas y constantemente cambiantes necesidades. "Hoy no sólo es preciso gestionar el cambio, es aún más crucial asimilar su velocidad", sostiene.

Myrtha Casanova es una de las premiadas por la Fundación Alares, esta pasada semana, por sus aportaciones a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Alares -distinguida por el Inserso, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, por su trabajo en ese campo- es una de las pocas empresas que prestan en España este tipo de servicios.Se trata de un reducido sector, ahora mismo desbordado por las expectativas creadas por iniciativas legislativas muy relacionadas entre sí: las conocidas como ley de Igualdad y ley de Dependencia. El 84% de los cuidadores de personas dependientes son hoy mujeres. Tienen una edad media de 53 años y dedican 10,6 horas diarias a esa atención, que se prolonga unos ocho años.

Con esas circunstancias, no extraña que el 61% de esas cuidadoras tengan graves problemas profesionales y económicos, como pérdida del empleo (11,7%), reducción de jornada (11,2%), incumplimiento de horarios (10%) y resentimiento de su vida profesional (7%).

Esto choca de forma radical con la Ley para la Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres, de marzo pasado, y tiene que ver con la puesta en marcha de la llamada Ley de Dependencia. Ya dijo Marx que el progreso social se mide por la posición que ocupa la mujer en una determinada sociedad. Se ha avanzado mucho, pero hay cifras que desaniman el optimismo. Dos de cada tres nuevas empresas las montan en España mujeres. Ellas crean el 70% de los nuevos empleos. Pero sólo el 2% de los puestos de decisión en las empresas están hoy ocupados por mujeres.

Hay ofertas en el mercado -para empresas sobre todo, pero también para particulares- que amortiguan las situaciones de desigualdad, con servicios que cubren todas las necesidades de asistencia familiar las 24 horas del día. No pocas empresas los contratan. Saben que una adecuada conciliación de la vida laboral y familiar de sus empleados aporta calidad, prestigio y competitividad. "Estamos en una situación de casi pleno empleo y la gente busca, además de dinero, un buen lugar en el que trabajar. El sueldo es importante en la primera fase; a partir de ahí se valora la flexibilidad de horarios y las ventajas para conciliar su vida", dice el empresario Javier Benavente.

Las empresas que contratan este tipo de servicios -unos cinco euros por empleado, deducibles fiscalmente en un 35%- fidelizan a sus trabajadores y también logran captar a los mejores profesionales. Un 50% del absentismo laboral es por causas familiares; de este, el 25% es declarado por los propios trabajadores y el otro 25% se presupone porque el empleado esconde las razones de su ausencia, especialmente las mujeres.

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