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Reportaje:

El siglo 'diesel' de la pintura

La subasta de pintura española del XIX en Londres logra cifras meritorias, pero no espectaculares

Los grandes pintores españoles del XIX se midieron ayer en Londres dentro de la frenética temporada de subastas de verano que está a punto de concluir. A las 9 de la mañana -en punto- en la sede de Christie's de la capital londinense, en

King Street -en un imponente edificio del siglo XVIII que ya fue concebido como sala de subastas por su fundador James Christie- empezaba la hora de los españoles.

Setenta obras salían dispuestas a cambiar de manos. Una selección muy escogida y de temática variada de los artistas más relevantes de ese periodo: Anglada-Camarasa, Rusiñol, Sorolla, Zuloaga, Mir, Casas, Nonel i Monturiol, Romero de Torres...Todos dispuestos a batirse el cobre. Intentando salir airosos en un momento que no es el mejor para ellos. El voluble mercado está hoy muy escorado hacia el arte moderno y contemporáneo. Ahí es a donde acude el dinero como loco, donde se baten todos los récords y en tiempo récord.

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Así que la subasta del XIX español ayer fue lenta. "Un poco larga", contó por teléfono Pablo Melendo, director de arte español de Christie's y maestro de ceremonias en esta puja. La soberbia sala de techos altos estaba llena de gente: muchos españoles que habían viajado a Londres a pujar; empresarios y coleccionistas de todo el mundo, curiosos y muchos teléfonos (25) también pujando.

Y pasó lo que tenía que pasar cuando se adquiere algo al margen de las modas. Que las piezas valiosas, raras, siempre se venden (aunque hubo algún chasco). Las huríes -una de las pocas obras eróticas que su autor Hermenegildo Anglada-Camarasa (1872-1959) salvó de la quema cuando entró en una época puritana y le escandalizaba la desnudez y la sexualidad de sus mujeres- fue la estrella. Salía a un precio estimado de entre 230.000-290.000 euros y fue adquirida por 338. 300. Sin embargo, pinchó una obra favorita en la subasta, La maternidad, pintada por el mismo autor durante su etapa parisina, que no se vendió.

Glorieta de cipreses del jardín del príncipe, Aranjuez, de Santiago Rusiñol (1861-1931), en cuya biografía abundan los jardines (este es especialmente melancólico y otoñal) también superó la estimación, entre 210.000 y 290.00 euros, y se vendió por 320.500. Puerto de Tarragona, de Joaquim Mir (1873-1940), el tercero en la cifra más alta, se vendió por 284.866 euros.

Cuando el mercado no está muy fuerte en un determinado periodo, como es este caso, para que se venda bien "tiene que ser una temática amable", o "que le suene a la gente", según Melendo. Sorolla (1863-1923) encaja en los dos apartados. Y su Niña en la playa, también. Así que esta obra alcanzó los 186.900 euros superando su estimación (entre 89.000 y 120.000). Al contrario ocurrió con Gitana de Córdoba, de Julio Romero de Torres (1880-1930), cuya cara de muñeco diabólico no convenció a nadie. ¿Y qué precio le puso Christie's? Bastante alto: hasta 220.00 euros.

Ignacio Zuloaga (1870-1945) hizo acto de presencia con Cándida con mantón chinesco. Ésta es una obra extraña. La modelo es una prima suya, Cándida, de fuertes rasgos, con una cara algo decadente, incluso perdularia, como si llegara de juerga. Estimada entre 120.000 y 180.000 euros se quedó en 142.500.

De las 70 obras que se subastaron se vendieron más de la mitad que en el prosaico mundo de las cifras significa que movieron un total de 2.920.000 euros.

<i>Las huríes</i>, obra de Anglada-Camarasa (1872-1959).
Las huríes, obra de Anglada-Camarasa (1872-1959).
<i>Cándida con mantón chinesco</i>, de Ignacio Zuloaga (1870-1945).
Cándida con mantón chinesco, de Ignacio Zuloaga (1870-1945).

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