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Cumbre europea

Los Kaczynski buscan ganar votos en Polonia con su discurso nacionalista en la UE

Los gemelos, a costa de aislarse más en Europa, han lanzado a los polacos un mensaje en clave interna: somos un país fuerte - Su partido sólo convence al 25% del electorado y las encuestas reflejan que está perdiendo apoyo político

Cristina Galindo

"¡Haende hoch!" (¡Manos arriba!). Esta expresión característica de los nazis durante la ocupación de Polonia fue utilizada ayer sin ningún tipo de pudor por un ministro ultranacionalista polaco, Roman Giertych, para describir las tácticas negociadoras de la canciller alemana Angela Merkel. No es la primera vez que la II Guerra Mundial planea, a causa de Varsovia y ante la indignación de otros dirigentes europeos, en torno a la cumbre de esta semana. El estilo negociador radical de los gemelos conservadores Kaczynski ha ayudado al país ex comunista a lograr concesiones en el próximo tratado de la UE. Eso sí, a cambio de ganarse la desconfianza de algunos socios. Pero sobre todo los controvertidos hermanos han pretendido lanzar a los polacos un mensaje en clave de política interna: somos un país fuerte en la Unión.

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La resaca de la cumbre no alteró ayer la vida de los habitantes de Varsovia, pese a los intentos del Ejecutivo de convertir la jornada en una fiesta. Mientras el primer ministro Jaroslaw Kaczynski, sonriente, se autoproclamaba vencedor de las negociaciones en una conferencia de prensa, las enfermeras polacas seguían acampadas por cuarto día frente a la sede del Gobierno para pedir un aumento de sueldo y los periódicos publicaban que quien haga top less en las playas polacas a partir de este verano será multado.

"Polonia ha ganado en la cumbre y ha salido reforzada", sentenció Kaczynski, que desde Varsovia ha dirigido las negociaciones gracias al teléfono que le conectaba a todas horas con su hermano, Lech, el presidente. "Han sido duros negociando, e incómodos", opinaba ayer Bartlomiej Ostrowski, analista que trabaja en una de las oficinas regionales de Polonia en Bruselas. "Su mensaje radical no era para el mercado europeo, sino para el mercado interior, para mostrar a los polacos lo fuerte que era su país gracias al Gobierno, para sacar pecho y, sobre todo, para ganar votos", añadía.

Polonia es un socio joven (entró en 2004) y es el más grande del Este. De momento, la cumbre ha puesto en evidencia que está cada vez más aislado en la UE. "Se está buscando a sí misma, para ver hasta dónde puede llegar, pero eso no quiere decir que los polacos no seamos europeístas. Lo somos", asegura Ostrowski.

Los Kaczynski, que saben que su partido apenas tiene el apoyo del 25% del electorado -gobierna en coalición- y que las encuestas muestran que van perdiendo votos, amenazaron con vetar el tratado si era necesario. El conjunto de la UE abogaba por un sistema de voto que tiene en cuenta la población: las decisiones se toman si así lo quiere el 55% de los Estados miembros, que deben representar al 65% de los ciudadanos. Polonia consideraba que esta propuesta beneficiada a países grandes -como Alemania- y propuso otra fórmula que consistía en sacar la raíz cuadrada de las poblaciones nacionales.

Para defender su idea, el primer ministro polaco no tuvo ningún reparo en recordar a Merkel que entre 1939 y 1945 murieron en Polonia entre cinco y seis millones de civiles, y los puso como excusa de que su país no tenga más población. No consiguió imponer su propuesta, pero sí logró que el nuevo sistema de voto no se empiece a aplicar hasta 2014. "Pese a ser tan radicales, ha habido al final un compromiso y ésa es la buena noticia", explicaba Krzysztof Bobinski, de la Fundación Unia Polska, una organización pro europea. "Pero recurrir a la II Guerra Mundial para intentar ablandar a Alemania no está bien. Sólo ellos temen de verdad a los alemanes, porque son tradicionales y sólo miran al pasado", añade.

En una encuesta publicada esta semana por la Gazeta Wyborcza, un 53% de los preguntados estaban a favor de defender el sistema de votación que proponía Varsovia, pero sin llegar al veto, sino intentando alcanzar un compromiso. Este sentimiento es similar a lo defendido por los partidos de la oposición. Un grupo de jóvenes comentaba ayer precisamente que se sienten europeos y quieren compromisos, pero que aún recelan un poco de los alemanes.

Si hay tanta diferencia entre lo que piensan los polacos y su Gobierno, ¿Por qué gobiernan los Kaczynski? Según el redactor del diario Maciej Stasinski, "este régimen representa a un sector de la opinión pública frustrado, acomplejado, desconfiado y provinciano que no ha sabido aprovechar los beneficios que ha dado la transición desde 1989, cuando cayó la dictadura comunista". Este hecho, junto a que el principal partido de la oposición -miembro del PP europeo- recibe continuas críticas por su inactividad, que los socialdemócratas perdieron casi todo el apoyo popular tras años de corrupción y que sólo vota el 39% de los polacos, ha producido el fenómeno Kaczynski.

El presidente polaco, Lech Kaczynski, ayer en Bruselas.
El presidente polaco, Lech Kaczynski, ayer en Bruselas.REUTERS

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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