La Fenice renace en Madrid

Cuenta la tradición que los cimientos acuáticos del teatro La Fenice, emblema de la ópera de Venecia, tienen cierta capacidad para autorregenerarse. Los sucesivos incendios a los que ha sobrevivido así lo demuestran. El último, en 1996, provocado por unos trabajadores descontentos, pasó a la historia por la triste ironía de no tener agua con la que apagarlo. Aquel día, los canales que rodean el teatro estaban vacíos porque iban a ser saneados por primera vez en 30 años, y los bomberos tardaron horas en controlar el fuego.

Desde su reapertura en 2003 hasta hoy, este teatro del siglo XVIII se ha enfrentado a nuevas dificultades como huelgas que obligaron a suspender estrenos o la reducción de la financiación pública. "El año pasado tuvimos que retirar dos óperas del cartel porque dependemos en gran medida de los fondos públicos", explica Giampaolo Vianello, gerente de La Fenice. "Por eso hemos decidido buscar nuevas formas de financiación que nos permitan ser independientes de los cambios de Gobierno y las reducciones presupuestarias". Con los sindicatos de técnicos no tiene mucho que hacer y lo asume: "Que vayan a la huelga. No vamos a ceder porque cada vez piden más cosas. Quizás perdamos dinero por los estrenos cancelados, pero tampoco les pagamos el salario de ese día", aclara. El pasado abril, la ausencia de los técnicos obligó al teatro a devolver más de 100.000 euros en entradas para el estreno boicoteado de La traviata.

Precisamente, esta ópera de Giusseppe Verdi -que ha sido durante años un talismán para La Fenice y se representaba cada vez que era reconstruida tras un incendio- llegará el próximo fin de semana a Madrid en busca de nuevos mercados. Es la primera vez que La Fenice se acerca al público masivo a precios populares: entre 15 y 90 euros. La soprano Myrtò Papatanasiu interpretará el papel de Violeta bajo la dirección musical de Je Min y la coreografía de Lola Greco, con dirección artística de Francesco Stochino Weiss.

La traviata, que se podrá ver en el Palacio Vistalegre los días 29 y 30 de junio, fue idea de Juan Cambreleng, gerente del teatro Verdi de Trieste y ex gerente del Teatro Real de Madrid, que apuesta por la modernización en la ópera: "El objetivo era crear nuevos públicos, lo que permitirá fondos extra, pero no sólo eso. Queremos montar un espectáculo de calidad que después se exporte a otros países. Ahora estamos en contacto con otras arenas que se han interesado en el proyecto".

El reto fue adaptar la escenografía del pequeño teatro veneciano al macroespacio del palacio, con un escenario circular. No habrá sobretítulos en castellano pero sí un narrador, el actor Francisco Valladares, que introducirá cada uno de los actos. "Estamos hablando con una televisión para retransmitir la ópera, pero es algo que aún no se ha cerrado", añade Cambreleng. Precisamente, las nuevas tecnologías serán el siguiente paso para modernizar La Fenice, con una instalación audiovisual en su vetusto edificio. Renovarse o morir.