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Cumbre del G-8

Rusia ofrece participar en el escudo antimisiles

Putin propone a Bush que instale el sistema en Azerbaiyán, en lugar de en Polonia y República Checa

El clima de tensión entre Rusia y Estados Unidos se enfrió ayer notablemente después de que los presidentes de ambos países acordaran cooperar en el desarrollo de los planes de defensa de misiles. Vladímir Putin tomó ayer la iniciativa en el debate sobre la seguridad internacional al proponer a George W. Bush en la cumbre del G-8 la instalación de parte del escudo antimisiles estadounidense en Azerbaiyán, en lugar de en Polonia y República Checa, como planea Washington pese a la fuerte oposición de Moscú. Tras la inesperada propuesta, Bush contestó que en cualquier caso "era mejor trabajar juntos que crear tensiones". Para el mandatario estadounidense se trata de "una iniciativa interesante".

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Solución aplazada

El anuncio por parte de EE UU el pasado marzo de que va a fortalecer su escudo antimisiles mediante la instalación de un radar en la República Checa y misiles de interceptación en Polonia provocó una escalada de agrias declaraciones y amenazas por ambas partes. Según EE UU, Rusia no tiene nada que temer, ya que el sistema es para defenderse de otros países, como Irán. Para Moscú, el escudo es una amenaza, porque puede convertirse en arma ofensiva. Cuando la tensión había alcanzado niveles que empezaban a recordar la guerra fría, Putin sorprendió ayer con una contraoferta.

Durante la reunión bilateral que mantuvieron ambos líderes, en el marco de la cumbre del G-8 que se celebra en el balneario alemán de Heiligendamm, el presidente ruso propuso la instalación de parte del escudo antimisiles estadounidense en Azerbaiyán. "Se trataría de la utilización común de la estación de radar que nosotros alquilamos en Azerbaiyán [la de Gabala]", dijo el dirigente ruso tras el encuentro. La estación de radar fue construida durante la época de la Unión Soviética. Putin precisó que ya lo había consultado con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev.

Pero su propuesta, además de los problemas logísticos, tiene fuertes repercusiones políticas por apoyarse en Azerbaiyán, un país que no forma parte de la Alianza Atlántica. "Lo mejor es dejar trabajar a nuestros expertos", según manifestó el consejero de seguridad de EE UU, Stephen Hadley. Putin señaló que su oferta permitiría cubrir toda Europa y no sólo una parte, como sucede con el plan de EE UU (no cubre Turquía ni los Estados de los Balcanes).

Putin ofreció una serie de ventajas a la ubicación del radar en Azerbaiyán como la de que evitaría que los restos de los cohetes destruidos caigan sobre el territorio de los países europeos, y lo harían en el mar. El presidente ruso dio a entender que se había puesto de acuerdo con Bush en que "los especialistas debían ponerse a trabajar lo antes posible". La instalación de un "radar de adquisición", en un país que tiene frontera con Irán, podría significar una "alerta temprana" muy valiosa y una información importante sobre el recorrido inicial de los misiles, determinante para facilitar el seguimiento de todo su recorrido. Estados Unidos ha señalado reiteradamente que su escudo antimisiles no tenía como objetivo Rusia, sino protegerse de Irán y Corea del Norte a los que tildó de Estados parias, y que según sus análisis son los que podrían lanzar un ataque.

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Al margen de la distensión que supone la oferta de participación en un proyecto común de defensa por parte de Moscú, una fuente cercana a la OTAN señaló que "en ningún caso podría sustituir las instalaciones de Polonia y República Checa necesarias para el seguimiento de los misiles durante espacio intermedio de su itinerario".

Los ministros de Defensa de la Alianza se reunirán los próximos jueves y viernes para decidir "si acuerdan el estudio" de ampliar el sistema de defensa antimisiles para la defensa de Estados Unidos para que sirva también para proteger a todos los países de la OTAN.

Putin y Bush tendrán ocasión de profundizar sobre este asunto en la reunión que mantendrán el 1 de julio en Kennebunkpost (Maine, EE UU), en la residencia del líder estadounidense. Ambos dirigentes analizarán también la situación sobre el futuro de Kosovo y la búsqueda de una vía para desbloquear la situación en Irán.

La propuesta de Putin supone en cualquier caso un giro radical a la escalada de manifestaciones y amenazas de los dirigentes rusos de las últimas semanas. El pasado lunes el propio Putin advirtió de que si continuaba adelante el plan de emplazar instalaciones militares en Polonia y República Checa, no tendría otra alternativa que apuntar con sus misiles a Europa.

Anteriormente, el jefe de las fuerzas armadas rusas, general Yuri Baluyesky, advirtió que Rusia se desentendería de los compromisos del Tratado sobre Armas Convencionales en Europa (CFE), un Tratado que no ha sido ratificado por los países de la OTAN.

De izquierda a derecha, los mandatarios de Japón (Shinzo Abe), Canadá (Stephen Harper), Francia (Nicolas Sarkozy), Rusia (Vladímir Putin), Alemania (Angela Merkel), EE UU (George W. Bush), Reino Unido (Tony Blair), Italia (Romano Prodi) y el presidente de la Comisión Europea (José Manuel Durão Barroso), ayer en Heiligendamm.
De izquierda a derecha, los mandatarios de Japón (Shinzo Abe), Canadá (Stephen Harper), Francia (Nicolas Sarkozy), Rusia (Vladímir Putin), Alemania (Angela Merkel), EE UU (George W. Bush), Reino Unido (Tony Blair), Italia (Romano Prodi) y el presidente de la Comisión Europea (José Manuel Durão Barroso), ayer en Heiligendamm.EFE

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