Marea infantil
Laura Gallego y Stephenie Meyer arrasan en el Retiro
Las nubes se levantaron y una legión de lectores y compradores pasearon ayer por las casetas de la Feria del Libro de Madrid. Entre los más numerosos y fieles se contaron los seguidores de Laura Gallego, la autora de Memorias de Idhun. Un par de vallas ordenaba la cola del centenar de fanáticos lectores, que impertérritos ante los amenazantes chaparrones, aguardaban ordenadamente su turno para la firma de ejemplares. "Hace ocho años que leí su primer libro y aunque llueva estoy dispuesta a aguantar", decía Judith que traía su ejemplar en la mochila.
El otro gran fenómeno entre los jóvenes tuvo nombre extranjero: Stephenie Meyer, autora de las súper ventas Crepúsculo y Luna nueva. Juntas, Gallego y Meyer, participaron en uno de los actos estrella de la jornada que se celebró por la tarde en la carpa Carmen Martín Gaite.
Se respiraba ayer en el Retiro un cierto aire de estreno. Faltaba ambiente en los chiringuitos y quioscos de helados y a pesar de los negros nubarrones la venta ambulante insistía en los sombreros de paja sin hacer concesiones al paraguas. Algunos editores, como Jaume Vallcorba, de la editorial Acantilado o Jacobo Siruela, de Atalanta, despachaban a pie de caseta ofreciendo sus recomendaciones y vigilando de cerca las ventas.
Las casetas especializadas en libros de autoayuda, jardinería o historia militar atraían a un buen número de curiosos. Autores veteranos como Álvaro Pombo -que visitó por primera vez la feria en 1977 "firmando sin firmar", dijo- compartían caseta con nuevas promesas como Isaac Rosa. Rosa Montero y Manuel Rivas se contaban también entre los clásicos de la cita libresca. Javier Montes y Andrés Barba, autores del ensayo ganador del Premio Anagrama, La ceremonia del porno, firmaban a dúo. Fernando Sánchez Dragó, sin cola de lectores y cruzado de brazos en la Librería Internacional, ponía en duda los principios de la mercadotecnia televisiva. Un poco más allá, Benjamín Prado atendía su goteo de lectores junto a la riada que llegaba en busca de Almudena Grandes, una de las autoras más solicitadas. Ildefonso Falcones no defraudó a la numerosa parroquia lectora de La catedral del mar.
Babelia
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