Europa crea una política espacial común ante el desafío de EE UU, China e India
El acuerdo potenciará la vigilancia del medio ambiente, las comunicaciones y la seguridad
Los Veintisiete países de la Unión Europea, junto a Suiza y Noruega, acordaron ayer la creación de la Política Espacial Europea con el objetivo de responder al creciente desafío de Estados Unidos y las potencias emergentes de China e India en este campo. El acuerdo formalizado entre la UE y la Agencia Espacial Europea, (ESA) supone el establecimiento por primera vez de una estrategia común para el desarrollo de los objetivos políticos de Europa en los sectores de la vigilancia del medio ambiente, las comunicaciones, los transportes y la seguridad civil.
Europa lleva un notable retraso respecto a Estados Unidos en esta materia. Los gastos espaciales europeos con fines civiles apenas representan un 20% de los de Estados Unidos, que "consideran la política espacial como vital para sus intereses nacionales", según el vicepresidente de la Comisión, Günter Verheugen.
Peter Hintze, secretario de Estado de Economía y Tecnología de Alemania, manifestó ayer que en virtud del acuerdo "la política espacial europea constituye por primera vez un marco de política común para las actividades espaciales en Europa". Los tres actores principales la Agencia Espacial Europea, (ESA), los Estados miembros y la Unión Europea, que hasta ahora actuaban de manera independiente, se han puesto de acuerdo sobre "los objetivos y prioridades comunes así como para establecer un plan para la puesta en práctica de sus actividades", precisó Hintze.
La ESA con más de 30 años de actividad y experiencia, ha desarrollado con éxito numerosos proyectos como los cohetes Ariane. Cuenta con un presupuesto de unos 3.000 millones de euros anuales, diez veces más que los recursos disponibles de la UE.
El acuerdo pretende ser un impulso para los proyectos de satélites de la UE y la ESA como Galileo (infraestructura internacional de navegación bajo control civil) y GMES (servicio de información sobre medioambiente y seguridad de los ciudadanos).
El programa Galileo se encuentra atascado por falta de inversión del consorcio de empresas privadas que participan en el proyecto. El también vicepresidente de la Comisión y responsable de Transportes, Jacques Barrot, intenta que la Comisión Europea aporte a cuenta de su presupuesto unos 2.400 millones de euros para relanzar el proyecto de 30 satélites. La decisión deberá adoptarse en el próximo Consejo de Transportes de primeros de junio, donde se decidirá también la aportación de la UE a la Política Espacial Europea. Verheugen ironizó ayer sobre la capacidad de Galileo, un sistema que calificó de "estúpido", porque sólo puede hacer una cosa "ayudarte a navegar y nada más". El comisario aclaró después que "si se tiene en cuenta la complejidad de otras actividades, Galileo es relativamente simple".
El acuerdo fue alcanzado en una reunión del Consejo Espacial, copresidido por Hintze, en representación de la UE, y María Van Der Hoeven, ministra de Asuntos Económicos de Alemania, presidenta del consejo de ESA. A la reunión asistió también Jean Jacques Dordain, director general de ESA, quien recordó que el acuerdo "integra todas las dimensiones espaciales europeas incluidas la defensa". La incorporación de la defensa había sido una cuestión polémica por las reticencias del Reino Unido. Finalmente se impuso la posición mayoritaria liderada por Francia y que cuenta también con el apoyo de España. Estos últimos países consideran necesario "aprovechar todos los avances científicos y tecnológicos para perfeccionar las actividades en seguridad como la lucha contra las mafias, tráfico de drogas e inmigración ilegal", según una fuente próxima al Consejo.
En materia de seguridad, el acuerdo ha encontrado una fórmula de consenso que finalmente fue aceptada por todos al "reconocer que las tecnologías del espacio tiene a menudo aplicaciones civiles y de defensa comunes y que Europa puede mejorar la coordinación entre los programas espaciales civiles y de defensa". El retraso de Europa respecto a Estados Unidos se refleja en la escasa participación de los jóvenes europeos en los proyectos espaciales. El secretario de Estado alemán expresó su preocupación por el reducido número de estudiantes que optan por carreras técnicas y sus consecuencias en este sector industrial.
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