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El Papa ordena a los obispos brasileños que hagan proselitismo en las favelas

Un millón de personas se concentran en São Paulo para la canonización de fray Galvão

Jorge Marirrodriga

Un auténtico rapapolvo fue el que anoche dirigió Benedicto XVI a los obispos brasileños que se reunieron con el Papa en su último acto en São Paulo. Joseph Ratzinger fue directo y ordenó a los más de 300 prelados que forman la Conferencia Episcopal brasileña que defiendan a la familia, dejen las cuestiones ideológicas a un lado y frenen el avance de las sectas evangélicas dando la batalla en el mismo lugar: los grandes focos de pobreza que existen en Brasil, las favelas. "Los pobres de las periferias urbanas necesitan sentir la cercanía de la Iglesia", subrayó el Papa.

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Los viajes de Benedicto XVI están siendo menos numerosos y mucho más cortos en duración que los de Juan Pablo II, pero el pontífice no está dejando ningún resquicio a la interpretación de sus palabras pronunciando discursos muy claros como el ayer en la catedral de São Paulo. "Los pobres deben sentir a la Iglesia tanto en la ayuda a las necesidades más urgentes, como en la defensa de sus derechos y en la promoción común de una sociedad fundada en la justicia y en la paz", recalcó.

El Papa apuntó a que gran parte de responsabilidad por el retroceso del catolicismo en Brasil la tiene el propio clero. "Parece claro que la causa principal de este problema es la falta de evangelización", aseguró Benedicto XVI, para quien "las personas más vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas e incapaces de resistir los asaltos del agnosticismo, el relativismo y el laicismo son los bautizados no suficientemente evangelizados".

Ratzinger pidió que no se ceda ante los cambios legislativos, aunque no citó directamente ni el aborto ni las uniones de hecho, que se discuten en Brasil. "La vida social está atravesando momentos de desorientación desconcertantes. Son atacadas impunemente la santidad del matrimonio y de la familia, comenzando por las concesiones frente a presiones que inciden negativamente en los procesos legislativos". El Papa advirtió de que es "aún peor" que "desde dentro de la Iglesia se ponga en cuestión el valor del compromiso sacerdotal". "Cuando se cuestiona el celibato (...) y se da preferencia a cuestiones ideológicas, políticas o de partido la estructura total de la consagración a Dios pierden su significado más profundo".

Horas antes, más de un millón de personas se congregaron en el Campo de Marte, al norte de la capital paulista, para asistir a la misa de canonización de Antonio de Santana Galvão, conocido en Brasil como frai Galvão, un franciscano que vivió entre los siglos XVIII y XIX, que ayer se convirtió en el primer santo nacido en Brasil. El nuevo santo es muy popular en todo el país donde son muy conocidas las "píldoras de frai Galvão", que consisten en oraciones escritas en unos papeles en forma de pastilla a los que se atribuyen poderes milagrosos.

Aunque São Paulo es una megalópolis de 16 millones de habitantes, la multitudinaria celebración colapsó la parte norte de la urbe. Decenas de miles de personas optaron por pernoctar en el Campo de Marte a la espera de la celebración religiosa, mientras otros miles volvieron a acudir al monasterio de São Bento, como ha ocurrido durante toda la estancia de Benedicto XVI en São Paulo, para saludar al pontífice a primera hora de la mañana.

En su homilía, el Papa, insistió en la idea de la responsabilidad que tiene el clero en dar ejemplo a los creyentes. "Ellos tienen que poder conocer la fe de la Iglesia a través de sus ministros ordenados por la ejemplaridad con que cumplen los ritos prescritos, que apuntan siempre a la liturgia eucarística como centro de toda la obra de evangelización", subrayó Joseph Ratzinger, quien momentos más tarde insistió en su defensa de la familia. "Es necesario decir no a los medios de comunicación social que ponen en ridículo el matrimonio y la virginidad antes del matrimonio", manifestó.

Entretanto, la prensa brasileña aseguraba en sus ediciones de ayer que el presidente Lula ha rechazado la firma de un concordato entre Brasil y el Vaticano que le había sido sugerida por Benedicto XVI durante el encuentro privado que ambos mantuvieron el pasado jueves.

El Papa saluda a su llegada a la base militar Campo de Marte para celebrar una misa multitudinaria.
El Papa saluda a su llegada a la base militar Campo de Marte para celebrar una misa multitudinaria.REUTERS

Los símbolos del poder papal

Joseph Ratzinger considera que los símbolos no son algo accesorio que pueda ser pasado por alto. Una de sus primeras medidas como Benedicto XVI fue eliminar la triple corona, conocida como tiara, del escudo papal. Ya Juan Pablo I en 1978 había renunciado a la coronación en la ceremonia de entronización, pero el símbolo del poder temporal de los papas se había mantenido tanto en su escudo como en el de Juan Pablo II. El Papa alemán decidió sustituir la corona por una mitra, recalcando el aspecto espiritual del papado. Pero eso no significó que restara importancia a la simbología cristiana. Todo lo contrario.

Al revés que su antecesor, quien normalmente se reunía con diversos mandatarios vestido con la sotana blanca papal, Benedicto XVI acude a estos encuentros con gobernantes revestido con los símbolos del primado espiritual que ejerce sobre 1.100 millones de cristianos. Así el jueves, cuando Luiz Inácio Lula da Silva acompañado de su mujer y el resto de su familia recibió al Papa en una breve audiencia privada, se encontró con que el Pontífice portaba la esclavina roja y la ancha estola dorada similar a la que vestía cuando se asomó por primera vez en San Pedro como Papa el 19 de abril de 2004, pero con su escudo bordado. Con sus palabras Lula dejó clara la línea del Estado laico. Ratzinger empleó el vestido para mostrar su actitud.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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