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Olmert y el Ejército israelí se culpan por el fiasco de Líbano

El primer ministro afirma que todo su Gabinete apoyó la guerra

La guerra de Israel contra Hezbolá en el sur de Líbano de julio pasado ha desatado otra batalla que ahora dirige el primer ministro, Ehud Olmert, para salvar su carrera política. El jefe del Ejecutivo trató de echar balones fuera en su testimonio ante la comisión que investiga la contienda y responsabilizó al jefe de las Fuerzas Armadas del fiasco. "El Ejército decepcionó seriamente", afirmó.

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Y para repartir culpas, Olmert añadió: "Todos los miembros del Gobierno dijeron que era imprescindible adoptar medidas severas contra Hezbolá". Por su parte, el entonces jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, atacó a los dirigentes políticos por la estrategia de contención que durante seis años practicaron contra la milicia chií.

La Comisión Winograd, que investiga la contienda de 34 días contra Hezbolá del verano pasado, en la que murieron unos 1.200 libaneses y 158 israelíes, publicó ayer parte de los testimonios de Olmert, Halutz y del ministro de Defensa, Amir Peretz. Y esas declaraciones revelan que todos pretendieron quitarse el muerto de encima. "El comando de las Fuerzas Armadas no cumplió las expectativas e indudablemente ello condujo a una disparidad entre lo que éramos capaces de conseguir y lo que realmente conseguimos", señaló Olmert. Pero también trató de que ningún miembro de su Gobierno -especialmente su ahora rival, la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, que ha pedido la dimisión de Olmert- saliera de rositas. "No hubo ninguna decisión que se adoptara sin la presencia de la ministra", manifestó el primer ministro.

Todos admiten abiertamente el desastre. Pero más contundente que nadie fue Halutz, quien dijo a la comisión: "Lo reconozco. El Ejército fue incapaz de terminar la guerra rápidamente. Ése fue el fracaso más flagrante". En efecto, hasta el último día de las hostilidades, el 14 de agosto de 2006, Hezbolá fue capaz de lanzar más de cien cohetes Katiusha sobre el norte de Israel, mientras casi un millón de personas se escondían, abandonadas, en refugios desabastecidos y en horrorosas condiciones. Todos aplicaron en sus declaraciones la consigna del "sálvese quien pueda", porque Halutz también intentó limitar sus culpas: "En febrero o marzo de 2006, durante una deliberación con el alto mando, dije que una vez el nuevo liderazgo estuviera estabilizado y fortalecido, pretendía recomendar que se reconsiderara la política de contención frente a Hezbolá".

Sea como fuere, no hubo tiempo o hubo desinterés. Olmert, que aseguró que desde el primer momento de su mandato centró la atención en el desafío de la frontera norte, formó Gobierno en abril de 2006 y el 12 de julio Hezbolá capturó a los dos militares israelíes, el chispazo que desencadenó la guerra. "El Ejército se ha convertido en el saco de los golpes", lamentó Halutz.

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